Transporte público: ¿ahora sí va a mejorar?
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Las autoridades municipales de Saltillo han presentado un nuevo proyecto para “ordenar” el sistema de transporte público de la ciudad; es decir, para que sea capaz de ofrecer un servicio a la altura de las necesidades de las decenas de miles de personas que lo utilizan diariamente.
El nuevo “Plan Integral del Transporte en Saltillo” contempla el establecimiento de una decena de “corredores principales” en la Ciudad, así como 20 “rutas auxiliares” que, de acuerdo con lo dicho por las autoridades locales, mejorará sustancialmente la calidad de la movilidad urbana.
Entre las “novedades” expuestas por el Instituto Municipal del Transporte -entidad responsable del proyecto- está el hecho de que las personas no deberían caminar más de cinco minutos para llegar a una parada de autobús y, en algunos casos, el transbordo de línea no tendría costo.
Por otro lado, se ha dicho que la instrumentación de este proyecto no implicará ningún incremento a las tarifas actuales, lo cual complemente el paquete de “buenas noticias” que llegan con el anuncio.
¿Cuál es la mala noticia? El hecho de que el proyecto concebido por los funcionarios de Isidro López Villarreal difícilmente podrá alcanzar la madurez antes de concluir el actual período gubernamental.
¿Por qué es ésta una mala noticia? Por la misma razón por la cual fue una mala idea frenar el proyecto del “Saltibús” e impedir que la anterior administración municipal pudiera instrumentarlo por completo antes de que debiera entregar la estafeta al actual equipo gubernamental.
Como se recordará, todavía no se elegía al nuevo Ayuntamiento de Saltillo pero todo mundo tenía claro que el “Saltibús” vivía sus últimos momentos, pues absolutamente todos los candidatos a Presidente Municipal se “comprometieron” a sepultarlo si eran electos para el cargo.
Resulta difícil pensar que el proyecto recién concebido por la actual administración corra una suerte distinta, pues si en algo nos especializamos en México es en demoler lo previamente construido para dar paso a las “nuevas ideas”.
Vale la pena preguntarse en ese sentido si realmente deben invertirse recursos en tratar de implementar un nuevo proyecto de modernización del sistema de transporte público de la Ciudad a estas alturas del actual período gubernamental, pues dentro de unos pocos meses dicho proyecto aterrizará de lleno en la arena electoral y muy probablemente se convertirá en un motivo de disputa política.
O quizá habría que preguntarse cómo se le hace para que un proyecto como éste -tan necesario para Saltillo- pueda escapar a los caprichos electorales y convertirse en un motivo de acuerdo político.
Pregunta de difícil respuesta es la anterior, sobre todo si se toma en cuenta que los integrantes de nuestra clase política no son precisamente individuos racionales a quienes mueve el interés colectivo. Y menos si ellos ni siquiera saben lo que es moverse en el transporte público.