Trasplante de órganos, una nueva oportunidad
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En los próximos años podremos ver una revolución este ramo, incluso con órganos clonados
CDMX.- El 3 de diciembre de 1967 se llevó a cabo el primer trasplante de corazón que tuvo éxito en la historia. Dicha hazaña médica estuvo en manos del doctor sudafricano Christiaan Barnard. Desde entonces, el campo de los trasplantes ha experimentado un gran avance tecnológico, al grado que, en el presente, ya son posibles los procedimientos combinados, como el de corazón y pulmón que, recientemente, se concretó en la Clínica Mayo, en Estados Unidos.
El afortunado paciente fue el colombiano Juan Villegas, quien nació con dextrocardia (condición congénita en la cual el corazón se ubica en el lado derecho del tórax). Debido a la complicada situación, esta intervención era crucial, por lo cual fue encomendada a los médicos Juan Carlos Leoni y Francisco Álvarez. El doctor Leoni explica que, además de la dextrocardia, el paciente presentaba otras afecciones cardiacas y problemas de presión pulmonar. De ahí que se vieron en la necesidad de considerar el doble trasplante. De lo contrario, el corazón volvería a fallar.
Sin embargo, el procedimiento jamás hubiera sido posible sin los donadores voluntarios que acceden a que su cuerpo o alguno de sus órganos le dé una nueva oportunidad de vida a otras personas, coinciden los cirujanos. “Hemos hecho trasplantes de órganos por unos 50 años, sobre todo de pulmón, de hígado y de intestino. En años recientes, se han logrado cosas muy interesantes. Por ejemplo, trasplantes de útero, de miembros superiores, de cara e, incluso, de órganos genitales para personas que han sido heridas por arma de guerra”, detalla Juan Carlos Leoni.
Añade que, cuando el doctor Barnard realizó el primer trasplante de corazón, el paciente que lo recibió solo vivió tres días. No obstante, en aquel entonces, fue todo un éxito. Ahora, el promedio de vida de una persona con trasplante de corazón es de unos 13 años, aunque hay individuos que llevan 35 o 38 años, y siguen vivos y con buena salud. “Por eso, el trasplante es una vía eficaz para aquellos pacientes que sufren una enfermedad cardiaca avanzada”, asegura.
INNOVACIONES EN EL TRASPLANTE DE ÓRGANOS
Respecto al trasplante de pulmón, éste tiene un poco más de antigüedad que el de corazón. Francisco Álvarez comenta que el primero se hizo en 1964. El receptor era un reo con cadena perpetua que falleció a consecuencia de un padecimiento renal, por lo que no pudieron comprobar la sobrevida luego del procedimiento.
Pero los avances médicos para los trasplantes cada vez van más allá, apunta Álvarez. “Estamos llegando al punto de tomar pulmones de cerdos clonados y manufacturados, digámoslo así: para que sean compatibles con los seres humanos, son cerdos con genes que se pueden usar como donantes de órganos.
“Esto es algo que ya viene pronto, entre otros avances, como la regeneración de órganos. Hay toda una serie de tecnologías que en 10 o 15 años podrán ver las nuevas generaciones”, estima.
DONADORES VOLUNTARIOS
Al margen de los avances tecnológicos, el desafío del trasplante de órganos radica en que se requiere de un voluntario, de una persona que haya decidido ayudar al prójimo. “Un solo voluntario, al final de su existencia, puede ayudar a muchas personas a recuperar su vida, pues puede donar un corazón, dos pulmones, dos riñones, un hígado, un intestino, dos córneas y hasta tejido de piel.
“No obstante, hay un problema grave entre oferta y demanda. Por lo menos, en Estados Unidos, hay unas 100 mil personas esperando por algún tipo de trasplante de órgano sólido. Hagamos de cuenta que toda esta gente cabe en el Estadio Azteca de la Ciudad de México”, lamenta Juan Carlos Leoni.
El especialista agrega que, aunque la medicina sigue avanzando, todavía no hay suficientes donadores y no son muchos los países, como España, donde por ley todo mundo es donante. Eso permite incrementar la cantidad de órganos disponibles para trasplantes.
EL PROBLEMA DE LA OFERTA Y LA DEMANDA
El doctor Leoni comparte que, en Estados Unidos, se efectúan, aproximadamente, tres mil 500 trasplantes cada año. En contraparte, la lista de espera asciende a 10 mil, lo cual refleja el grave déficit que existe. “Es muy triste que los pacientes se van desgastando, se van agotando y muchos se mueren en espera de algún órgano, cuando bien pudieron tener el beneficio de la vida a través de un donador”, puntualiza.