Trump: el ‘riesgo’ de que gane es real
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¿Qué pasaría si Donald Trump ganara la elección presidencial de los Estados Unidos? Hasta hace muy poco, un número importante de personas en México tenía como respuesta a dicha pregunta que tal hecho constituía un resultado improbable, pues el magnate neoyorkino sería derrotado por la exprimera dama Hillary Clinton.
Más allá de lo que digan las últimas encuestas realizadas en el vecino país, vale la pena recordar, de frente al cuestionamiento, que muchas voces pronosticaron como “imposible” ver a Trump convertido siquiera en el aspirante republicano y que había al menos dos políticos de dicho partido que “le pasarían por encima”.
En efecto: si hacemos un esfuerzo para recordar la forma en la cual inició esta historia, podremos ver claramente cómo, hace casi catorce meses, cuando conocimos del “destape” de Trump, hubo muchas voces que calificaron el hecho como uno más de los “actos exóticos” del magnate.
Sin embargo, poco más de un año después, el empresario sigue repitiendo el discurso con el cual se presentó a la arena política y sigue demostrando que quienes le hubieran asesorado no se equivocaron, pues una porción importante del electorado estadounidense alberga hacia los inmigrantes los mismos sentimientos que Trump.
Y es que la posición “políticamente incorrecta” del republicano no solamente ha demostrado ser la “correcta” en el verano del 2016, sino la posición más exitosa en una elección que tiene todo, menos las características de una típica elección presidencial estadounidense.
Así pues, lo que hace poco más de un año pudo parecernos una “mala broma” –destinada a convertirse en la gran anécdota de este proceso– hoy se encuentra muy cerca de la materialización: un candidato con un discurso abiertamente xenófobo podría convertirse en el próximo inquilino de la Casa Blanca.
Tal hecho nos obliga a pensar en serio –ahora sí–, ¿qué deberíamos hacer, cómo deberíamos prepararnos los mexicanos para una eventual presidencia encabezada por Donald Trump?
El candidato ha sido claro en ese sentido y ha dicho, entre otras cosas, que desde la primera hora de su mandato iniciaría la deportación masiva de inmigrantes ilegales, así como una serie de medidas para conseguir lo que él llama “hacer grande a Estados Unidos otra vez”, entre ellas la construcción de un gigantesco muro cuya construcción deberemos pagar los mexicanos.
¿Cómo reaccionar frente a tal posibilidad? La pregunta es realmente muy difícil de contestar porque nunca nos hemos preparado para hacerlo, pues nunca hemos considerado una posibilidad de convivencia distinta con los Estados Unidos que no sea la cooperación plena.
Quizá por la dificultad de contestar al hipotético planteamiento, la mejor respuesta por ahora sea suscribirse a las iniciativas que buscan impedir a toda costa que el “fantasioso” dibujado por primera ocasión en junio de 2015, termine convirtiéndose en la pesadilla del otoño de 2016.