Trump: la oportunidad para Saltillo
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El 3 de enero pasado, semanas antes de que Donald Trump tomara posesión de la Casa Blanca, una de las empresas multinacionales de mayor tradición en EU, la empresa Ford decidió cancelar su proyecto de inversión en San Luis Potosí. Lo anterior en respuesta a las amenazas de Trump para las empresas que decidieran invertir en México.
Si esto sigue pasando, la industria automotriz en México se verá afectada y, con ello, la Región Sureste de Coahuila. Para darnos una idea del tamaño del riesgo, según el INEGI, las actividades relacionadas con la industria de la manufactura representan el 53% de la actividad económica del estado, de lo cual, aproximadamente el 38% del PIB lo genera el sector automotriz. En esta entidad se cuenta con dos plantas armadoras de vehículos y una más de tractocamiones, así como con una gran cantidad de proveedoras multinacionales.
Se puede coincidir o no en que estas empresas han traído consigo cierto nivel de desarrollo a la región. La realidad es que son “un arma de doble filo”. En el artículo local Entrepreneurship within Global Value Chains: A Case Study in the Mexican Automotive Industry (Colef 2012), se da cuenta de que las empresas proveedoras construidas en torno a las armadoras han creado como principal beneficio a la economía local la generación de empleos. Pero esto es la cara bonita de la moneda. La otra son los emprendedores y las Micro Pequeñas y Medianas empresas (MIPyMEs) locales, quienes no han podido tener una tajada importante del pastel. Toda vez que deben hacer frente a temas como la automatización para la selección de proveedores por parte de las armadoras principales y, los beneficios en términos de economía de escala que las empresas multinacionales tienen.
Pero lejos de ser un problema, el contexto actual de la relación entre México y EU, así como la posible repatriación de grandes empresas multinacionales, puede ser una gran oportunidad; todo depende como se vea.
Bajo la perspectiva del Sistema de Innovación, la región tiene una mayor ventaja, pues ésta asume que el aprendizaje tecnológico y la innovación no sólo tienen relación con las inversiones requeridas (costo económico), sino también con la interacción en los procesos entre los actores y las instituciones involucradas e, incluso, con normas sociales. Como consecuencia, el aprendizaje que se ha generado en términos de transferencia de métodos de organización y procesos de manufactura se queda arraigado a la región, independientemente de lo que pudiera llegar a suceder.
Es por ello que esta oportunidad debe de ser aprovechada por el mejor recurso que tiene México: su gente. El reto es crear empresas altamente productivas y con un gran valor agregado que requieran mano de obra más calificada y se traduzca en mejores salarios. El Parque de Investigación e Innovación Tecnológica (PIIT), en Monterrey, es un claro ejemplo de la visión que se requiere en este momento. Esto es así toda vez que su finalidad es fomentar el desarrollo económico mediante la comercialización de nuevas tecnologías, o bien, con el desarrollo de proyectos de base tecnológica (spin off).
En la medida en la que se apoye a las MIPyMEs y se fomente la creación de nuevas empresas —más productivas y de un mayor valor agregado— se desarrollará una región más competitiva. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en México el 99.8% de las empresas son MIPyMEs y generan el 72% de los empleos, contribuyendo al 52% del PIB. Problemas como la informalidad y la baja productividad de las mismas limitan su crecimiento, y, en efecto, de manera directa, el de su recurso humano. Por esa razón, si las empresas locales crecen, crece la calidad de vida de la gente que forma parte de ellas.
Aún son inciertos los rumbos y resultados de la nueva dinámica de relación bilateral entre ambos países, no obstante, el momento es propicio para la autocrítica, la reflexión, el aprovechamiento de áreas de oportunidad y en consecuencia la evolución. Puede ser el mejor momento para cambiar viejos paradigmas y modificar la estrategia para hacer de una amenaza de crisis, el cambio que nos coloque en el camino a la consolidación de una ciudad de primer mundo.
Apostemos a la creación de más y mejores empresas locales, con salarios más dignos y una mayor calidad de vida para los saltillenses. Ya es hora.
Ricardo Uribe González
@ricardo_uglz
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