UNA GOLONDRINA SOLA NO HACE VERANO
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En plan de desafío, el Caballero del Bosque dice que su dama, una tal Casildea de Vandalia, supera en hermosura a Dulcinea del Toboso, lo cual no sólo no admite sino que hace enojar a don Quijote.
Para dirimir la cuestión se retan a duelo ambos caballeros. Entonces el escudero del primero, quien resultó ser Tomé Cecial, vecino, amigo y hasta compadre de Sancho Panza, sólo que éste no lo reconoce por estar aquél disfrazado, le dice a Sancho que se tiene por costumbre que mientras los amos riñen sus escuderos “también –dice- hemos de pelear y hacernos astillas”.
De ninguna manera Sancho está de acuerdo, ente otras razones porque estando sin cólera y sin enojo le resulta imposible “reñir en seco”. El otro escudero le propone entonces que para despertarle la cólera “yo me llegaré bonitamente a vuesa merced y le daré tres o cuatro bofetadas”.
A lo que Sancho le responde:
“Antes de que vuesa merced llegue a despertarme la cólera haré yo dormir a garrotazos de tal suerte la suya, que no despierte si no fuere en el otro mundo, en el cual se sabe que no soy yo hombre que me dejo manosear el rostro de nadie. Y cada uno mire por el virote; aunque lo más acertado sería dejar dormir su cólera a cada uno, que no sabe nadie el alma de nadie”.
Es decir, que sobre la conciencia y manera de reaccionar de cada quien, nadie puede tener mejor noticia que la propia persona y no los demás. Según Gonzalo Correas, contemporáneo de Cervantes, el refrán decía: “No sabe nadie cómo está nadie en casa de nadie”.
@jagarciavilla