UNTAR LA PÉNDOLA DEL ESCRIBANO
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El Quijote I, 22
En el interrogatorio que don Quijote hace a cada uno de los hasta doce galeotes que en castigo por sus delitos llevan a remar en las galeras del rey, uno de ellos le dice que va condenado a cinco años por faltarle diez ducados. Le dice el caballero manchego que si tal es la causa él está dispuesto a dar veinte de muy buena gana “por libraros de esa pesadumbre”.
“Eso me parece, respondió el galeote, como quien tiene dineros en mitad del golfo, y se está muriendo de hambre, sin tener adonde comprar lo que ha menester; dígolo si a su tiempo tuviera yo esos veinte ducados que vuestra merced ahora me ofrece, hubiera UNTADO con ellos LA PÉNDOLA DEL ESCRIBANO, y avivado el ingenio del procurador”.
En la nota que sobre este pasaje escribió Diego Clemencín en 1833-1834, explica que péndola era “voz anticuada por pluma, de donde se llamó pendolista al escribano”.
Y sobre la palabra unto dice: “es lo mismo que comprado o corrompido con dinero; metáfora tomada del que unta con aceite o con sebo la rueda para que corra más a su gusto. A esta semejanza facilita el dinero las cosas, por lo cual suele dársela el nombre de unto de Méjico”. Así escribió Clemencín hace 186 años.
En otras palabras, “untar la péndola del escribano” significa corromper la justicia. No deja de ser significativo que apenas una docena de años después de la Independencia de México, en España ya se conocía esta práctica corrupta como “unto de México”.
@jagarciavilla