Urge que organismos electorales recuperen la confianza ciudadana
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México necesita instituciones electorales que recuperen la credibilidad, y por eso ningún contendiente puede transgredir la ley
México vivió una auténtica transición democrática al final de la década de los 90, que permitió la alternancia pacífica en la Presidencia de la República en 2000.
Los cambios producidos en dos décadas permitieron transformar un régimen autoritario, prácticamente unipartidista, para edificar la democracia que hoy tenemos.
En dos pilares se basó esa transición: primero, un sistema plural de partidos representativo de las diferentes corrientes políticas y, segundo, un sistema electoral que garantizara equidad e imparcialidad en la contienda.
En 1977 el secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, hombre visionario, ante un escenario social y político complejo, señaló: “El País enfrenta una situación económica difícil… hay quienes pretenden un endurecimiento… Endurecernos y caer en la rigidez es exponernos al fácil rompimiento del orden estatal y del orden político nacional”.
Cuatro décadas después tenemos un Instituto Nacional Electoral, garante de la imparcialidad del árbitro de la contienda, y partidos políticos que representan diversidad de pensamiento. Sin embargo, hay distanciamiento —entre partidos e instituciones electorales, y no se diga, con la sociedad— que es más profundo en los últimos años. La credibilidad en organismos electorales es pobre y peor la confianza en los partidos políticos. La corrupción e impunidad llegan a límites alarmantes, la inseguridad y el fracaso en generar mejores condiciones de vida para la población, nos llevan a replantear la preocupación de Reyes Heroles hace 40 años: el posible rompimiento del orden estatal y el orden político.
El proceso electoral 2017-2018 será el más complejo en la historia de México, no solo por el potencial número de votantes, sino por la concurrencia de comicios Federales, que renovarán las Cámaras y la Presidencia de la República, con elecciones en 30 estados para diversos
cargos.
Será una competencia cerrada, no solo entre partidos, sino también de candidaturas independientes. Una elección en la que nadie puede ni ganar ni perder todo. Un reto del árbitro es conducirse impecablemente, con imparcialidad absoluta, mas no con neutralidad. México necesita instituciones electorales que recuperen la credibilidad, y por eso ningún contendiente puede transgredir la ley. Preocupan al Consejo General
del INE , las decisiones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, especialmente su resolución sobre el uso de propaganda
oficial y programas sociales.
En opinión de la Consejera Pamela San Martín —misma que comparto— el INE no se “extralimitó en sus facultades”, ni tampoco “invadió el ámbito de competencia del Legislativo” cuando emitió criterios para garantizar la imparcialidad en el uso de recursos públicos y la equidad en las contiendas, como señaló el Tribunal. La ausencia de reglas específicas abre la puerta a excesos, como en las elecciones de junio pasado, y
generan riesgo de repetirse en 2018.
En los comicios del Estado de México y Coahuila los medios de comunicación denunciaron el excesivo reparto de programas sociales y tarjetas “promesa” con beneficio a futuro, así como la inusual cascada de visitas de Secretarios de Estado a esas entidades. La polémica se levantó
por la magnitud con la que se presentaron esas acciones.
La crítica por la permisividad del INE , llevó al Consejo General a emitir lineamientos que garantizaran piso parejo, pero el TEP JF los borró de un plumazo. Otra polémica decisión del TEPJF fue sobre la fiscalización en Coahuila. Estas decisiones son señal desalentadora frente a la innegable y documentada injerencia de los gobiernos en los procesos electorales y en la fiscalización del INE.
El INE y los ciudadanos tenemos la obligación de acatar las decisiones del Tribunal, pero no es obligatorio compartir su criterio. Las últimas resoluciones del Tribunal, en el marco complejo y competitivo de 2018, sientan un precedente peligroso, inciden en la equidad, y dan la impresión de que la autoridad jurisdiccional construye a modo, lo que origina pérdida de confianza en las instituciones electorales, y enfrenta al INE y al TEP JF.
El ámbito político se enrareció más con la destitución del Fiscal de FEPA DE sin una causa que se perciba como válida, al contrario, parece
un intento de frenar a la institución para permitir la impunidad. Lo señalaron el presidente del INE , el doctor Lorenzo Córdova y don Agustín Carstens, director del Banco de México: si no hay confianza en los resultados electorales, la profunda crisis política y social que se presentaría, no será nada comparada con la crisis económica que se afrontarían.
Todos tenemos la responsabilidad de garantizar el relevo del poder político en forma pacífica, dentro del orden constitucional y sentando las bases para que nuestra democracia siga fortaleciéndose. Si fracasamos, corremos el riesgo de retroceder a la época del autoritarismo. Ojalá y que todos los integrantes de esta mesa, el Consejo Local del INE , pongamos nuestro grano de arena para construir un México mejor, y no contribuyamos a despertar al “México Bárbaro” que hace un siglo se manifestó cuando el Poder autoritario dejó sin opción a las fuerzas políticas.
*Pronunciamiento del Dr. Luis Córdova
Alveláis, Consejero Local del INE
en Coahuila. 1 de noviembre de 2017.