¿Ver los derechos donde no hay?
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Los derechos se asientan en la dignidad de la persona humana.
Si no hay persona no hay dignidad ni derechos. Ya vimos que le preguntaron a Hillary acerca de programas para el no nacido. Su respuesta fue solo una afirmación. En la Constitución de su país el no nacido no es sujeto de derechos.
Se niega entonces al niño por nacer su dignidad personal y ciudadana porque aun no ha nacido.
Constituciones de otros países reconocen al ser humano su condición de persona desde el momento de la concepción. Ya tiene un ADN propio y no puede decirse científicamente que sea solo una parte del cuerpo de la madre. Lo dice claramente la exhortación “Amoris Laetitia” recientemente publicada:
“Si la familia es el santuario de la vida, el lugar donde la vida es engendrada y cuidada, constituye una contradicción lacerante que se convierta en el lugar donde la vida es negada y destrozada.
“Es tan grande el valor de una vida humana, y es tan inalienable el derecho a la vida del niño inocente que crece en el seno de su madre, que, de ningún modo, se puede plantear, como un derecho sobre el propio cuerpo, la posibilidad de tomar decisiones con respecto a esa vida, que es un fin en sí misma y que nunca puede ser un objeto de dominio de otro ser humano.
“La familia protege la vida en todas sus etapas y también en su ocaso. Por eso, a quienes trabajan en las estructuras sanitarias se les recuerda la objeción de conciencia” (Amoris Laetitia 83)
Es poderosa la objeción de conciencia. En un país libre no se puede obligar a un ciudadano, a una persona humana a que realice un acto contrario a su conciencia. Un médico, por la objeción de conciencia, puede negarse a interrumpir un embarazo y si se diera algún caso de riesgo, también en conciencia, considerará como pacientes a madre e hijo y luchará por salvar ambas vidas.
Suprimir una vida inocente e indefensa ya no sería una acción médica sino un asesinato con premeditación, alevosía y ventaja. Eso sería contrario al juramento hipocrático que todo servidor de la salud pronuncia al iniciar su vida profesional: servir a la salud y a la vida y nunca hacer lo contrario.
Hay argumentaciones inconsistentes que quieren ver derechos donde no los hay. La conciencia no solo pretende la legalidad para evitar el delito sino, con una visión completa, intenta ser congruente y no realizar actos que ella misma condena.
La familia, en su ser más auténtico, “protege la vida en todas sus etapas y también en su ocaso”…