Verdaderas mentiras presidenciales
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¿Cómo puede actuarse con diplomacia y alcanzar acuerdos entre las naciones si la palabra de los políticos involucrados no puede sostenerse, existan o no convenios firmados?
Indudablemente, uno de los legados que Donald Trump dejará para la historia del mundo, sobre su paso por la Presidencia de Estados Unidos, será haber elevado la utilización de la mentira como “herramienta de trabajo” hasta alcanzar alturas donde sólo llegan los astronautas.
Y no es que haya ciudadanos que puedan llamarse a sorpresa si un político profesional evita alejarse de la verdad en medio de un discurso o durante una entrevista; se da por sentado que no habrá la exactitud en los datos que haga público un político.
Pero de ahí a alcanzar el “nivel Trump” hay un mundo de distancia. Mentiroso compulsivo, el hombre del cabello color zanahoria que actualmente tiene su domicilio en el 1600 de la Avenida Pennsylvania, de Washington DC, no es muy diferente del magnate que desde la Torre Trump gozaba en despedir a los concursantes de su reality show, “El Aprendiz”.
Y siendo así, como es, el multimillonario llegó a la Casa Blanca y ya se alista para quedarse ahí cuatro años más, ignorando sin penal ninguna, la máxima en la que se sostiene el sistema legal de los Estados Unidos: “jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”.
Durante las negociaciones que autoridades mexicanas y estadounidenses sostuvieron hace dos semanas para evitar que del otro lado del Río Bravo aplicaran aranceles del cinco por ciento a los productos mexicanos que crucen la frontera, Trump sostuvo que existía un acuerdo secreto que el Senado de México debía aprobar para su entrada en vigor.
Al respecto, el canciller Marcelo Ebrard, jefe de los negociadores mexicanos, se ha esforzado en aclarar -para no desmentir- al Presidente de Estados Unidos quien, por cierto, se ha quedado sin su tercer Vocero en lo que va de su administración, ¡y es que hasta a su gente le confianza le cuesta mantener con vida las mentiras de su jefe!
Sarah Sanders dimitió como portavoz de la Casa Blanca pues intentar explicar de forma racional las actuaciones del errático Donald Trump no es fácil, porque además él goza comunicarse a través de Twitter.
Trump, señalan los especialistas, pertenece a esa nueva hornada de políticos que no solo recurren a la mentira cuando les conviene, sino que reivindican su derecho a hacerlo. Así sucedió en campaña y funcionó. Así lo hace como “líder del mundo libre” y ya se quiere reelegir.
Porque ya no se trata solo de afirmar que puede haber dos percepciones, dos o más versiones de un mismo hecho, sino que los hechos se pueden falsear a conveniencia.
Lo triste y peligroso, es que el mal ejemplo cunde y Trump no es el único líder político que le encontró el gusto al uso de verdaderas mentiras presidenciales.