Víctimas y victimarios
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He pensado siempre que quienes desean el mal lo reciben tarde o temprano. No se trata de la práctica de ojo por ojo… sino de una situación natural de justicia humana.
En este tiempo en el que hay mandatarios furiosos que quieren obligar a países a hacer su voluntad y migrantes que con razones suficientes abandonan su tierra para buscar una mejor vida; vivimos en un mundo de victimarios porque la crisis de valores está en primera plana por la gran cantidad de desheredados que radican en nuestro País, herederos sólo de odios y desamor, y por los nuevos habitantes que al no poder cruzar la frontera engrosan nuestra franja de pobreza.
En el caso de los parias mexicanos se comprende que la falta de un proyecto para jóvenes desposeídos ha hecho mucha falta, pero la fuente de los problemas de seguridad que provocan está en el núcleo familiar, pues los padres se desentienden de los hijos cuando en el mejor de los casos se encuentren casados, pero cada vez hay más niños que nacen de madres solteras o de padres que viven en concubinato.
Existen muchos casos de infantes o bebés que nacen y nunca son registrados. Y en este tipo de procreadores sin moral se observa un desdén por la vida misma, pues dejan a su suerte a esos seres que al ir creciendo van acumulando resentimientos.
Fui víctima de un par de adolescentes, casi jóvenes, de rasgos de algún pueblo originario y portando sudaderas con gorra. Los imberbes, llevando en mano machetes, golpearon la puerta del automóvil en el que iba como copiloto.
Habíamos salido de la ciudad de Torreón, Coahuila, para dirigirnos hacia la ciudad de Guanajuato a las 8 de la noche después de la ceremonia de inauguración de la Muestra de Festival Internacional de Cine Medioambiental (FICMA). Teníamos que estar en Guanajuato porque a las 9 de la mañana del día 5 de junio se desarrollaría la ceremonia oficial de las Naciones Unidas en México, en torno al Día Mundial del Medio Ambiente.
En el asiento trasero del automóvil compacto estaba la muy querida lagunera Magda Briones Navarro, quien precisamente iba porque recibiría el galardón “Sol de Oro” por parte de FICMA en la ciudad de León, lo que ocurrió finalmente el 8 de junio.
Estos adolescentes, reducto de la violencia y de la ausencia del cuidado familiar, habían puesto antes una roca a la altura del kilómetro 7 de la carretera León-Silao en territorio del municipio de León, esto provocó que el automóvil se ponchara aunque pudo haberse generado una volcadura. Estando el auto sin movimiento, en cosa de cinco minutos, aparecieron los delincuentes golpeando uno de ellos mi puerta y abriéndola. Rechacé al intruso dándole patadas pues estaba usando su machete, en tanto le grité y con eso empezó a ponerse nervioso sin dejar de blandir su machete.
El delincuente, al no poder abrir del todo la puerta, me exigió el celular y la cartera aunque la intención del grupo de ladrones era que bajáramos del automóvil. Lancé el celular a su cara para ganar tiempo y cerrar la puerta pues ya estaban tratando de abrir la trasera donde se encontraba doña Magda, les dije que era una persona mayor para ver si se conmovían.
Llovía intensamente, el conductor empezó a tocar el claxon del auto para llamar la atención de los vehículos que pasaban, ninguno se detuvo. Al lograr cerrar la puerta le pedí que arrancara aun con la llanta ponchada y así anduvimos hasta llegar a una gasolinera a la que llegaron policías que nada hicieron por nosotros.
Quien iba conduciendo y la maestra Magda pensaron que los atacantes me habían herido las piernas. La ignorancia es un arma de muchos filos, filos que pueden matar.