Victoria de votos ausentes
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De cien ciudadanos fueron veintiocho a votar en la Capital.
De nuevo las elecciones se convierten en asunto de minorías. Es la minoría más grande la que elige. La mayoría se abstiene. No va. No vota. Se atiene a lo que hagan otros. No participa. Siendo mandante cada uno, no da mandato para que haya un mandatario.
Y los partidos se convierten en cooperativa, en minicolectividad de conveniencia. La unión hace la fuerza. No concuerdan las ideas pero intentan dar un acorde, aunque haya desafinaciones. Lo importante es sumar porque lo que lleva al poder es lo cuantitativo. Hasta lo zurdo se vuelve derecho y lo derecho zurdo con tal de ganar en las vencidas del sufragio.
El enredo de siglas inventa acrónimos y se apoya una candidatura con contrafuertes de todos los colores. La gente ya no se fija en ideologías —en revoltijo y mezcolanza— ni en programas ignorados. Solo ve rostros y nombres y, sobre todo, colores.
Después de la votación, el afán de adelantar resultados empieza por inventar victorias y negar derrotas. Se absolutizan tendencias y se publica la pirotecnia de ganes y pierdes mucho antes de que termine el conteo y se den los resultados definitivos. Es un embrollo de estadísticas improvisadas cuya inconsistencia no las hace fiables.
Seguirán las aceptaciones ante las evidencias y las inconformidades cuando las diferencias se vean como mínimas. Lo que ya se anuncia a bombo y platillo es la alternancia en varios estados. Parece que las ilegalidades no lograron convertirse en zafarrancho. Esto se valorará como un gran progreso democrático.
La violencia y la descalificación ya fue antes verbal y mediática en las campañas de reciprocas acusaciones. Los numerosos futuristas no pueden vencer la tentación de hacer de las elecciones estatales una especie de maqueta de las presidenciales, que ya asoman la cabeza detrás de la barda.
Las minoría votante es la que presenta el tolerado quórum para una validez comicial cimentada en la insuficiencia. La mayoría no mandó porque no hay sanción para la abstención. Queda poco tiempo para lograr una mayoritaria madurez ciudadana que haga presencia consciente y responsable en las urnas del 2018 y demuestre su dignidad cívica y su decisión política para, después, exigir logros o felicitar cumplimientos…