Vivimos tiempos convulsos
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7 junio 2020
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La pandemia del coronavirus provocó cuarentena e incertidumbre. Dentro del mundo de las celebridades también hubo reacciones y daños colaterales...
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Los terribles eventos desatados en los Estados Unidos tras el asesinato del afroamericano George Floyd perpetrado en la ciudad de Minneapolis por un policía blanco, de nombre Derek Chauvin, quien se arrodilló sobre el cuello de la víctima cuando lo detenía, han provocado terribles consecuencias. Es como una nueva ola de racismo, xenofobia y violencia que aparece contundente e imparable. La pandemia del coronavirus, que provocó cuarentena e incertidumbre, fue el pasto seco sobre el que se arrojó gasolina y un cerillo.
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Dentro del mundo de las celebridades y el espectáculo también hubo reacciones y daños colaterales. Hablemos primero de Ricky Martin. El cantante puertorriqueño, quien ha hecho una fabulosa carrera internacional desde el trampolín que México resultó ser para él, hasta consolidar su centro de operaciones en los Estados Unidos, siempre había sentido que el sistema y la sociedad habían sido generosos con su persona y con su carrera dentro del mundo de la música. Pero ahora no lo siente así.
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“Soy un hombre latino, homosexual, casado con un hombre árabe, viviendo en los Estados Unidos, o sea yo soy una amenaza para esta gente por donde lo veas. Vivo esto todos los días, no tan expuesto como todos porque vivo aislado… pero agarrar el carro y cruzar el desierto y parar a tomar un café en un dinner puede ser peligroso”, dijo Ricky Martin a un locutor de radio que lo entrevistó hace un par de días. Evidentemente, el intérprete de “Livin’ la vida loca” no es afroamericano ni de escasos recursos, pero se siente en peligro.
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Esto sucede porque, excepto por el hecho de ser hombre y millonario, todas sus otras características lo colocan en diferentes minorías que suelen ser perseguidas, discriminadas o francamente maltratadas. Justo cuando parecía que aquella lucha que los afroamericanos habían hecho en los años 60 del siglo pasado, había cambiado las cosas y se había coronado con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, nos damos cuenta que todo eran máscaras. En el fondo, el racismo sigue vivo, fuerte y goza de buena salud.
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En esta nueva etapa de la humanidad tendremos retos muy importantes que enfrentar y las transformaciones que de ellos surjan serán dolorosas, sin embargo tenderán a ser mucho más rápidas que en el pasado debido a vivimos en la era de la comunicación instantánea. Ahora bien, este tipo de comunicación que es más democrática que nunca gracias al internet, también tiene sus desventajas dentro de las cuales hay una que brilla como la más dañina de todas: la desinformación o, como se conoce en inglés: Fake News.
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Esta desinformación ha hecho que algunas celebridades importantes también fijen posturas de dudosa veracidad o hasta francamente tóxicas. Tal es el caso de Miguel Bosé, cantante que siempre había mostrado una imagen positiva y vanguardista, quien ahora pareciera haber perdido el norte. En Twitter publicó un video de personas en la ciudad de Ginebra sin tapabocas y la siguiente frase: “Suiza, como los países nórdicos de Europa, saben desde el principio de la gran mentira de los gobiernos, el de España incluído”.
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Esto implicaba que Bosé considera la pandemia del coronavirus una “gran mentira”, también por los dichos en la narración del video que compartió. Pero es, al mismo tiempo, una contradicción monumental de su parte porque hace muy poco murió Lucía Bosé, su madre, por el COVID-19 y el cantante había reunido fondos para apoyar esta causa. ¿Qué pasa por su mente? ¿El exceso de información le hizo cortocircuito en la cabeza? Es bueno mantenerse informado pero hay que saber filtrar, razonar y no caer en histeria colectiva.
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