Vuelve poco a poco la vida cotidiana tras sismo
Tratan capitalinos de retomar sus actividades
CDMX.- Ni emergencia, ni reconstrucción por el terremoto de hace una semana y un día; ni vida regular, ni pasmo. Las confusiones afloran en todos lados de la gran Ciudad de México, más extensa, más poblada que en 1985. ¿Llevar o no a los hijos a la escuela? ¿Poder o no habitar de vuelta el departamento? ¿Habrá condiciones sanitarias para lugareños y rescatistas?.
En su sede de Polanco, la Cruz Roja es el centro de concurrencia de la voluntad de miles de personas, en jornadas intensas, las cuales ya quedan para la historia; el ritmo es pausado, se requiere menos apoyo.
Hay, para semanas, reservas de agua embotellada y víveres enlatados en los múltiples centros de acopio de la ciudad.
La capital y sus extremos quedan a la vista en la tragedia. Damnificados y afectados de las colonias del Valle, Narvarte, Roma, Coapa, de perfil de clase media, enfrentan el problema de no poder ocupar sus edificios dañados.
Los barrios de Xochimilco, por una pipa de agua, los vecinos se organizan, detienen esos vehículos y se abastecen por la fuerza. Varios estados de ánimo están ocultos y emergen con llantos en las consultas que fueron solicitadas por algún problema de salud física y que derivó en tratamiento sicológico. Son efectos del sismo.
La remoción de escombros descansa en el esfuerzo de voluntarios que se movilizan a la zona, hacia donde se dirigieron abastos de alimentos por la emergencia, los vecinos no han aceptado que se levanten censos de entrega de despensas.
Hacia el límite de Iztapalapa y Tláhuac, la expansión urbana popular también reciente daños materiales por el sismo del martes 19. En la colonia Del Mar se observan escenarios de abandono, con apuntalamiento de muros con polines, y el tendido de cintas amarillas o rojas, y los lugareños esperan los arreglos oficiales para la reconstrucción. Una semana y un día después, la Ciudad de México con rapidez deja atrás la emergencia.