Los retos económicos
de la segunda mitad del sexenio
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Se acaba de presentar hace un par de días lo que el Presidente llamó su “tercer informe de gobierno”, que deja duda porque constantemente hace “informes” y ya se perdió la cuenta de cuántos van. El asunto es que ya ayer inició formalmente la segunda parte del sexenio y estos periodos suelen ser más complicados. Conforme pasa el tiempo, los presidentes mexicanos ven cómo se va diluyendo su poder y su capacidad política, pierden atención de los medios porque esos espacios son tomados por los candidatos potenciales y simplemente, su salida se ve cada vez más cercana. Su imagen desgastada por años, se deja para retomar las candidaturas “frescas” y llenas de propuestas alegres, no de realidades presidenciales. Por estas razones, entre otras, para México los siguientes tres años conllevan desde la perspectiva de quien escribe estas palabras, tres retos sumamente importantes en el ámbito económico que determinarán el accionar de los agentes económicos en los siguientes 15 años.
La reconstrucción o destrucción de Pemex y la CFE; el gobierno federal tendrá que diseñar un mecanismo económico que le permita seguir ayudando a Pemex y a la CFE a sobrevivir en tiempos en que las propias tecnologías limpias son su peor enemigo. Se tendrán que crear esquemas que le den viabilidad en el largo plazo a las dos empresas ya que al recibir dinero público, los inversionistas podrían ver un desperdicio de recursos y reducir su nivel de confianza en el país. La amenaza de las tecnologías limpias impondrá en la segunda parte del sexenio mayor presión para ir delineando los cambios a futuro que tiene que hacer México para mejorar la calidad del aire y así reducir la contaminación ambiental en general, sobre todo por el compromiso adquirido con Estados Unidos y Canadá en el tratado de libre comercio.
El otro factor es la reducción de la pobreza e incremento del consumo interno; en la segunda parte del sexenio se deben crear las condiciones para reducir la pobreza de manera importante y aumentar el nivel de consumo de la población que menos tiene. El gobierno federal necesita resolver también el problema de la informalidad que se incrementó de manera importante el año pasado y ya alcanzó al 52% de la población económicamente activa, más de la mitad de los trabajadores no paga impuestos y tampoco recibe prestaciones sociales. En máximo 30 años, lo trabajadores informales necesitarán una pensión y será el gobierno federal quien tenga que apoyarlos o caso contrario, habrá más pobreza. Sólo como referencia, el índice del consumo agregado decreció en agosto 1.9%, se cae la compra de productos en el mercado nacional y si a eso le agregamos que la inflación sigue su curso, la efectividad de los programas sociales será reducida.
El incremento de la inversión privada bajo condiciones de alta incertidumbre será otro factor clave para que la segunda parte del sexenio no sea el colapso de la 4T. Las empresas han respondido correctamente a los primeros indicios de recuperación económica no sólo en México sino también en el mundo. Se espera que la reconformación económica dure al menos dos años más y que las economías del mundo crezcan. La necesidad de México en la actualidad es crear confianza en el ambiente financiero y que el gobierno favorezca la formación de empresas, que las vea como aliadas para el crecimiento económico y no como potenciales enemigos como hasta ahora. La inversión financiera, la que va a instituciones intermediarias, sigue creciendo. Ya la bolsa mexicana de valores rompió un record esta semana al llegar a los 53 mil puntos, lo que indica claramente la expectativa de recuperación de la economía nacional, lenta pero sostenible en un periodo de dos años como se ha dicho últimamente. Aunque las previsiones de crecimiento para 2021 ya han llegado a 6% del PIB o un poco más por parte de algunas instituciones financieras como BBVA, se requiere que la inversión siga fluyendo para generar un aumento de la producción, un aumento del empleo y que se incentive mucho más el consumo que sigue siendo el eslabón más débil del crecimiento nacional.
Cualquiera de los tres factores mencionados tiene la capacidad de generar una victoria o una derrota por mal manejo de los mismos en las elecciones presidenciales del 2024 al partido en el poder. Además, afectará a la economía por años, más allá del periodo presidencial. Si no se maneja todo lo anterior adecuadamente, los daños ocasionados por estos factores tardarán al menos una década en ser revertidos. Por ejemplo, todo el dinero inyectado a Pemex en este sexenio para incrementar la producción no ha rendido frutos, todo lo contrario, se sigue perdiendo mucho dinero en ese renglón. La producción actual de un millón 650 mil barriles diarios está lejos de los 2 millones de barriles prometidos por el Presidente cuando inició su mandato. Lo peor es que la producción sigue cayendo y se sigue transfiriendo dinero para pagar deuda no para modernizar a la empresa paraestatal.
El consumo agregado cae debido a que la gente no tiene dinero porque perdió su trabajo, porque gana menos por estar en una jornada laboral recortada, porque la inflación en alimentos y medicinas ha llegado más allá del 20% anual. La razón que se pueda dar será cierta bajo las condiciones actuales de tanta incertidumbre por la pandemia. Parece que la economía avanza dos pasos, pero eventualmente retrocede uno. La información proporcionada por el presidente en su discurso informativo del pasado 1º de septiembre deja en claro que los indicadores económicos utilizados para mostrar su “éxito” en el manejo de la economía no son controlables por el gobierno, simplemente son consecuencia de los esfuerzos individuales de las economías de otros países: la bolsa mexicana de valores reflejando el optimismo de una economía mundial que crecerá, la remesas internacionales mostrando que los mexicanos tienen que irse de México por falta de oportunidades en su propio país y que el tipo de cambio ha aumentado por la estrategia de expansión fiscal de Estados Unidos, no por la confianza que se tenga en México, pues la inversión extranjera directa no es lo que era anteriormente. Hay mucho que presumir de lo que otros hacen y que nos beneficia.