Centro Histórico de Saltillo Tradición en pedazos
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Calles destrozadas y saturadas de tráfico. banquetas intransitables por los daños y el ambulantaje. casas, casonas y edificios en ruinas. inseguridad, graffiti, alcohol y prostitución. Ese es el primer cuadro de `la mejor capital' del país.
¡Da pena! Esa sería la definición más adecuada para resumir en una expresión el estado que guarda el Centro Histórico de Saltillo, sector que se debate entre el abandono y la ignominia ante la indiferencia de las autoridades, que en lugar de brindarle mantenimiento y atención, se han pasado tres años hablando de un "gran proyecto" que no termina de llegar.
Y mientras que las promesas continúan, avanza el deterioro en un sector que debería de ser el principal atractivo turístico de la ciudad, porque si recibiera el cuidado suficiente, nada tendría que envidiarle al Centro Histórico de otras ciudades como Zacatecas, San Luis Potosí, Querétaro o Aguascalientes, donde sí se esmeran en su cuidado y protección.
Aquí la historia es diferente, las calles, además de estar en pésimo estado, lucen saturadas de unidades de transporte urbano.
Ignacio Allende, Juan Aldama, Manuel Pérez Treviño, Narciso Mendoza y Manuel Acuña, son callecitas donde la circulación vehicular es un verdadero problema, porque de esas vialidades sólo la primera es de tres carriles, las restantes son sumamente reducidas.
En las calles adoquinadas hay daños muy severos. En Abboth, intersección con Padre Flores -área de acceso al más grade estacionamiento de la zona-; y ni qué decir de General Cepeda, de De la Fuente a Mariano Escobedo, donde en lugar de sustituir las piezas averiadas, rellenaron con cemento y chapopote, dando al traste al entorno y a una transformación que hace años se pagó con los impuestos de los saltillenses.
A paso lento
Pero las banquetas también se hacen presentes por sus daños. Basta con caminar por Juan Aldama, de Guillermo Purcell a General Cepeda, para darnos cuenta del enorme riesgo que significa para los peatones transitar por ahí, debido a sus adoquines rotos, sus hundimientos, sus registros de agua sin tapa. en fin.
Y qué mejor ejemplo que esa esquina, la que hacen Aldama y Zaragoza, a las puertas del local que ocupaba la Librería de Cristal, donde el estado de banqueta y cuneta es verdaderamente lastimoso.
En ese mismo sector un tramo de banqueta fue ya superado por la altura del pavimento, y tomando en cuenta que es paso obligado de los "cafres" del transporte urbano, es inminente el riesgo de un accidente grave.
Por si fuera poco, en calles como Allende y Pérez Treviño los vendedores ambulantes han vuelto a hacer de las suyas, invadiendo banquetas, y no estamos hablando sólo de "estucheros" o vendedores de discos "pirata" en un espacio reducido; no, usted se topará con fruterías "muy completas", tanto que hasta invaden la banqueta y aun parte de la calle; o taquerías y puestos de comida rápida bloqueando el libre tránsito peatonal.
Paredes que ceden
En lo que respecta a casas y casonas sumamente dañadas y abandonadas, tan sólo en la calle Nicolás Bravo, de Pérez Treviño a Ramón Corona, son más de 10 en estado lamentable, dos de ellas, incluso, casi se desmoronan. Pero entodo el perímetro que conforma el Centro Histórico existen más de 300 construcciones en riesgo, y este es un dato sumamente conservador.
Fiel reflejo de esta situación, y del "mucho interés" al Ayuntamiento local por salvaguardar la integridad de los transeúntes, lo representa una demolición que fue suspendida en Zaragoza y Múzquiz por falta de permiso -y que tiene años así-, a punto de caerle encima a un peatón, sin que autoridades o bien los propietarios hagan algo por evitar una tragedia, ¿o acaso esperan que suceda?
¿Y la seguridad?
¡Usted se atrevería a caminar después de las 10 de la noche por Zaragoza, de Ocampo a Juan Aldama; o bien, por Lerdo de Tejada, entre Allende y Acuña; es más, por Narciso Mendoza, de Xicoténcatl, al Mercado Juárez; o por Mina, de Ramos Arizpe a Victoria, sectores donde se carece de suficiente alumbrado?
Ya que tocamos el tema del alumbrado, existen verdaderas incongruencias, porque, mientras que en una arteria sumamente transitada como Victoria, son deficientes e insuficientes los arbotantes "coloniales" -que además de alumbrar menos que una veladora, muchos están dañados- en la calle Ramos Arizpe hay doble iluminación, de un lado los arbotantes normales, y del otro los faroles que fueron colocados en las fachadas, y que hacen de dicha artería la mejor iluminada de Saltillo.
Y ni que decir de aspectos como basura, graffiti, prostitución, cantinas, estacionamientos irregulares, nomenclatura "tuti-fruti", o de los "caprichos" de los comerciantes ambulantes que se han apoderado de los corredores de la Alameda Zaragoza, donde -ya quedó demostrado-, no existe autoridad que sea capaz de retirarlos.
De la Junta del Centro Histórico, bien podríamos decir que se trata de un organismo `fantasma' que sólo se nos "aparece" a los saltillenses en las boletas de pago de tenencia y derechos vehiculares, o bien en las felicitaciones a Alcalde y Gobernador en turno cuando toman posesión o rinden sus respectivos informes.
¿Y el `Gran Proyecto
de Transformación'?
"Que este año sí., que el siguiente., qué nada más que termine la temporada navideña". así transcurren días, meses y años, entre promesas de fechas, "ajustes" y "cambios" de ese "Gran Proyecto de Transformación" que, para colmo, muchos de los comerciantes, siquiera conocen a detalle, o bien, con todos los elementos y modificaciones planeadas.
Además, tras la salida de Jesús Ochoa de la presidencia de la Comisión Intersecretarial para la Conservación del Patrimonio Inmobiliario de Coahuila, no hay nada claro.
Y si la Canaco en algún momento llegó a ejercer presión para que las obras se retrasaran a fin de no incidir aún más en la ya difícil situación económica, ahora sus integrantes pueden ser lo más preocupados porque debido a problemas tan graves como los mencionados, la actividad comercial está muy lastimada en el primer cuadro de la ciudad.
Son más de 135 los locales comerciales que se encuentran vacíos sólo en las calles de Aldama, Pérez Treviño, Xicoténcatl, Allende, Victoria, Manuel Acuña, Obregón, Ramos Arizpe, Zaragoza, Hidalgo, Narciso Mendoza y Múzquiz, y estamos hablando desde locales que ocupaban grandes negocios, como Almacenes García, en Victoria y Xicoténcatl; o Casa Cabello, en Allende y Abbott, pasando por espacios medianos y pequeños, pero definitivamente el fenómeno "cortinas abajo" sigue creciendo.
El gran pendiente
"El Centro Histórico es uno de los pendientes que tiene la actual administración, en el sentido de que falta meterle mano, dinero y atención" afirmó el empresario hotelero y diputado local por el PAN, Jorge Rosales Saade.
"La queja de los comerciantes es que durante el último año de la anterior administración municipal, y en los dos años de la actual, no se le ha dado mantenimiento, ni cuidado, y antes de estos periodos, se destinó todo el recurso hacia una zona, y se olvidaron del Centro", agregó.
Expuso que es necesario conjugar y coordinar esfuerzos, pero aseguró que "tareas elementales de limpieza, y mantenimiento a calles, banquetas y al alumbrado público se deben de realizar de manera permanente y el Municipio debe hacer más hincapié".
En lo que respecta a los vendedores ambulantes y al comercio ilegal que tiene "secuestradas" numerosas banquetas, Rosales Saade expresó que "es muy triste que los mismos directores de departamento del Municipio se estén "echando la bolita" unos a otros y nadie se haga responsable de solucionar este problema que afecta no sólo al comercio, sino a toda la ciudadanía.
"Los ciudadanos queremos ver resultados -expuso el legislador-, y no nos interesa saber quién es el responsable, lo que necesitamos es que cumplan con su trabajo y hagan cumplir los reglamentos, retirando a todos aquellos comerciantes informales, que además de afectar la imagen del centro, representan una competencia desleal para los negocios establecidos que pagan impuestos y generan empleos".
Rosales Saade también habló de obras y modificaciones mal hechas en el centro, que provocan estancamientos de agua que generan olores fétidos, acumulación de basura y demás problemas que hace todavía más difícil la "vida" el Centro Histórico.