Gabriela Rodríguez y los 500 cartuchos al día para llegar a Juegos Olímpicos de París 2024
Gabriela Rodríguez Garza, la destacada tiradora de skeet que conquista los Panamericanos y apunta a los Olímpicos París 2024, conoce su historia de éxito, disciplina y superación en el tiro deportivo
Gabriela Guadalupe Rodríguez Garza dominó los Juegos Panamericanos 2023 en octubre pasado. En el evento celebrado en Santiago de Chile, consiguió el boleto enskeet femenino, que la llevará a los Juegos Olímpicos de París 2024 representando a México. Parte del sueño ya es realidad, ahora va por todas las medallas doradas y récords que estén disponibles.
La originaria de Monterrey, pero saltillense por adopción, es “full time” si de tiro deportivo se trata. Cada día se entrega a la disciplina en la práctica, el estudio y lo mental. No hay otra opción si se quiere tomar esto en serio, si el máximo sueño es ser la número uno en el ranking mundial.
Esa filosofía se la enseñó su papá, Javier Rodríguez, atleta de alto rendimiento en la misma disciplina. En 2012, el coahuilense compitió en los Juegos Olímpicos de Londres, ese evento fue lo que impulsó a Gabriela a seguir a su padre, a adentrarse en el deporte.
Ante una experiencia internacional en la que toda tu familia y un país entero te respalda, en el que disfrutas de la presión, la adrenalina, el deporte y de la competencia, resulta muy natural que la entonces adolescente comenzara a enamorarse de ese mundo.
Al año siguiente, en 2013, ya la consumía la curiosidad, pero el deseo no terminaba por esclarecerse. En un viaje a Atlanta, Estados Unidos, para una práctica a la que acudió su papá, uno de los entrenadores la invitó a tomar la escopeta y le propuso enseñarle algunas técnicas, al menos para que no se aburriera durante ese verano.
Ahí fue cuando realmente el compromiso empezó a tomar forma, el interés no iba a quedarse como un hobby más.
“Si me quiero dedicar a esto, si quiero empezar a tirar, me lo quiero tomar en serio”, fueron las palabras de Gabriela a su papá.
UN HOBBY DE PADRE A HIJA
Sabiendo que el deporte llevando al alto rendimiento exige mucho más que solo el querer, o tener intenciones, Javier fue quien inició siendo su entrenador para ver si la cosa iba en serio. Él le compartió sus escopetas y le brindó los primeros consejos. ¿Quién mejor que un papá para guiar a su hija? Desde entonces, el apoyo ha sido sin reservas.
Con el tiempo, Gabriela tuvo su propia escopeta y se enfrentó a los retos deportivos. Los primeros acercamientos no fueron sencillos. La experiencia, los tropiezos propios y creerse capaz, transformaron a la niña cabizbaja e intimidada por sus oponentes, en una ganadora y conquistadora de podios.
“Me costó mucho eso, creérmela. Decirme que sí puedo, que soy capaz. Entonces pude romper el caparazón que tenía”, comenta Gabriela, recordando que toda su perspectiva cambió cuando decidió que no necesitaba la aprobación de nadie, más que de ella misma.
En los años siguientes llegaron las puntuaciones para romper récords, los campeonatos nacionales y la cosecha de medallas en Copas del Mundo. Su nombre ya sonaba en otros países, su nombre y su trayectoria ya intimidaban a los oponentes. Los roles se invirtieron.
La meta inicial y el legado familiar se consolidaron en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Gabriela lo había logrado, pasó de ser espectadora a protagonista. Ahora su papá y su familia la observaban desde las gradas. Aquella mujer que de niña no había destacado en algo, ahora representaba a un país, y mejor aún, regresaba a casa con medallas en el cuello.
LISTA PARA PARÍS 2024
Hoy la joven de 26 años tiene una Licenciatura en Psicología Clínica y cursa una Maestría en Psicoterapia Cognitivo Conductual. Cuando no está enfocada en lo académico, se entrega al tiro deportivo, que claro, también implica sentarse a analizarlo, no solo practicarlo.
Para Gabriela son 500 cartuchos diarios, lo que más o menos le representa una inversión de cuatro horas y media de entrenamiento, seis veces por semana. Y aunque pudiera parecer siempre lo mismo, una de las gracias del tiro deportivo es el constante descubrimiento de cosas, movimientos, ángulos. “Siempre hay algo nuevo, algo que perfeccionar”, comenta.
En los últimos años, la tiradora ha tenido que buscar prácticas fuera de México, por un tema de desabasto de los cartuchos que utiliza. Eso la ha obligado a estar fuera de casa, lejos del núcleo familiar. Pero no importa si hay que salir a prepararse a Italia o Estados Unidos, donde estén las posibilidades y los retos, ahí va a estar ella.
Y aunque en la lejanía, nunca está sola. El apoyo viene desde casa y se siente aún estando a miles de kilómetros de distancia. Para Gabriela, sus máximos empujes son sus papás Javier Rodríguez y Lucía Garza; sus hermanos Lucía y Javier, y su novio José Madero.
Es junto con ellos con quienes desea seguir disfrutando de los éxitos, a quienes busca seguir aferrándose para perderle el miedo al fracaso. El resto se alcanza con pasión y disciplina.
Los Juegos Olímpicos de París 2024 son el siguiente gran objetivo. No se trata de replicar lo de Tokio, va por la superación, va por todo. Los boletos ya están en la maleta. Falta seguir preparándose, y ya lo hace con todas sus armas. Pero no nos referimos a la escopeta, sino a su fuerza mental y física.
Gabriela es creyente de que no hay nada que el trabajo no pague, ya ha recibido recompensas por ello. Tanta es la pasión, que aquí no hay horas extra.
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