Vlogspaper y el algoritmo inalterable de la autenticidad
Luis Leonardo Bustos es el YouTuber con la comunidad más grande en Saltillo. También es quien tiene el corazón más generoso. Su carrera sigue en ascenso y está viviendo el sueño de toda una generación: triunfar en internet siendo él mismo
No es una persona común. A sus 23 años, Luis Leonardo Bustos Valdés se maravilla como si todo lo viera por vez primera. Y no teme en compartir el asombro. Porque todo en él es carisma, amabilidad y gentileza. Le gusta que el sol le dé en la cara y mirar con ligereza hacia el atardecer y decir qué bonito se ve todo desde aquí, nunca había visto la ciudad así, me gusta, me gusta mucho. Y sonríe transparente, aesthetic as fuck, en un símil con el logo de su canal de YouTube (se parece a los rage comics que dominaron internet hacia 2010), donde más de 1 millón 850 mil personas ven su contenido.
DE ADMIRADOR A REFERENTE DIGITAL
No es una persona común. My dear cyberchild, Luis, aunque empezó como muchos: en los años de infancia, en la adolescencia, soñando, admirando, imitando. Pertenece a esa generación en donde la pantalla de la computadora y los teléfonos ya eran la nueva televisión. Por eso se acuerda de sus ídolos de entonces, esos a quienes llama con toda formalidad la primera escuela, antes de que la palabra influencer fuera tan mainstream. Porque en Luis se nota la disciplina y la técnica de lo que hace. Le sabe al lore. Y por eso menciona a Werevertumorro, a Héctor Leal, a Yayo Gutiérrez y al gran Morfo, Morfológico, Morfosaurio, el irreverente entre los irreverentes, su GOAT su MVP.
No es una persona común. Porque apenas a sus 10 años, inspirado por las personas que veía y al darse cuenta de que subir videos era gratis, improvisó un trípode con un palo, cinta y plastilina, acomodó un celular como pudo, y comenzó a grabarse. Filmándose a escondidas porque le daba vergüenza que sus papás lo vieran. Sin decirle a sus amigos en la escuela porque la cosa no inspiraba como ahora, sino que a muchos les daba cringe. Hablando de temas cotidianos. Editando por pura intuición. Quizá no lo supo entonces, quién se da cuenta realmente de los momentos de inflexión cuando ocurren, pero ahí empezó su carrera. Una en la que duró dos años sin mostrar la cara, a veces usando loquendo. Una en la que ya lleva 13 años, de la cual obtiene ingresos, que le permitió independizarse, viajar, dar conferencias. He’s, really living the dream of a generation.
No es una persona común. Pero sí el youtuber con la comunidad más grande de Saltillo. Y lo ha logrado subiendo bromas, anécdotas de su vida personal, o como él dice, “cosas random”. Lo ha logrado siendo él, simplemente él, porque el único algoritmo inalterable es la autenticidad. Y para nada es un accidente. Podría incluso decirse que lo pensó desde el inicio, cuando vio que todos los creadores tenían una frase él también pensó en algo que definiera su esencia. Eligió: “lo simple es la gracia”. Y bueno, basta con decir que la imagen de portada de su canal es una parodia pop del fresco renacentista más famoso de Miguel Ángel. En vez de Adán hay una especie de Derp, just chilling, con su teléfono y lo que aparenta un vaso con refresco, cómodamente sentado en un puff. En vez de un Dios anciano y grumpy, un mono sonriente. Los que están más o menos apuntan entre sí, pero no se llegan a tocar porque en medio del todo un sol todo cute con carita sonriente, el logo de la plataforma de videos y el nombre que le da forma a todo este proyecto: “VlogsPaper”.
No es una persona común. Porque antes, en el internet viejito, dice Luis, cuando él era “verdaderamente joven” hacerse de un nombre en internet no era instantáneo. Pasaban años para que pudieras tener una comunidad. Y mientras confiesa que él siempre ha estado agradecido ya sea una sola persona o un millón, recuerda el momento en que todo cambió. Fue en 2016 cuando llegó a los mil subs. Seis años después de empezar. Subió una broma. Un especial retroactivo por haber llegado a los “10” suscriptores mostrando el preciado botón de tierra que le había entregado YouTube (habló también sobre un video anterior donde anunciaba un supuesto botón de bronce). Obviamente era una broma. Pero entre quienes entendieron la broma y quienes enloquecieron con dislikes y comentarios de hate, ese video fue el parte aguas. Todo se descontroló.
“A partir de ahí llegaron muy rápido dos mil, luego 10 mil y así. Estoy muy feliz, muy agradecido, pero también sorprendido porque cuando lo quieres dimensionar... imagínate mil personas. No caben en tu casa. No caben en un salón de clases. No caben en una sala de cine. Aun así todas esas personas vienen a verte. Por eso trato de darles siempre algo que disfruten ellos y que disfrute yo”, platica esa voz serena y noble.
No es una persona común. Porque a partir de acá, con el crecimiento digital, Luis fue conociendo a más creadores. Personas con las que antes soñaba tomarse una foto, ahora eran colegas. Los invitaban a eventos a hablar de su experiencia. A dar conferencias. Marcas se acercaron a proponerle campañas. Incluso exploró la especulación de losNFT’s.Compró algunos que terminaron en pérdida, otros que fueron estafa, y uno que ayjuesumadre, le terminó sacando provecho para no arruinar la historias que pueden ver en su canal. Todo lo disfruta, por supuesto, pero en lo que piensa en este momento es en compartir esa fórmula que está más llena de disciplina que de magia. Quiere armar un crew con sus amigos. Poderles pagar para crear contenido. Y que ese sea su jale.
No es una persona común. Porque a sus dos décadas de vida tiene ya un plan trazado. En unos diez años más se habría retirado del internet. No porque las estrellas “mueran” jóvenes. Si no porque tiene la confianza de que a sus 33 tendría en su vitrina premios Eliot, de Nickelodeon, de MTV.
EL RUMBO DE PAPER CO
No es una persona común, porque para entonces ya tendrá su empresa, PaperCo funcionando en tres pilares. El primero, por supuesto, será la creación digital. Donde si bien él ya no será la cara frente a la cámara, sí contará con suficiente equipo e infraestructura para apoyar a nuevos talentos, para tender puentes entre jóvenes dispuestos a innovar.
No es una persona común porque el segundo pilar es muy humano, muy empático, desinteresado. Una fundación de salud mental, “porque es una de esas que hace mucha falta en el mundo”. Todavía no tiene claro el funcionamiento, pero sabe que contará con profesionales enfocados en entender y ayudar a las personas. Luis es de los que cree que sin importar la edad o a qué te dediques, la tristeza puede llegar de la nada y convertirse en un monstruo. Y ni hablar de otro tipo de afectaciones y enfermedades. Lo vivió en carne propia. Tenía 17 años. Acaba de terminar la preparatoria. Decidió no ir a la universidad. Poco después salió de casa de sus padres y llegaron las responsabilidades de adulto, donde todo cuesta más de lo que parece. Amigos que traicionan. Una vida diferente a la del resto, pero aun así buena. Y de pronto ya pasa de los 20 años. La gente que conocía se está graduando de sus carreras. Burnout por tanto trabajo. Nada de energía para hacer más videos. No estaba seguro de qué era, pero sabía que algo le pasaba. Y una psicóloga se lo confirmó tras varias consultas y estudios: estaba deprimido. La terapia lo ayudó. El deporte lo ayudó. Salir con amigos lo ayudó. Leer lo ayudó. Construir una rutina más enfocada lo ayudó. Pero todavía es algo con lo que lucha. Por eso la fundación le parece importante.
No es una persona común. Porque Luis, aunque no lo dice con esas palabras, está pensando en pivotar negocios diferentes bajo su propia marca. Y es que el tercer pilar de su plan empresarial no se relaciona directamente con ninguno de los anteriores. Se trata de una marca de ropa. Quiere abrir una rama enfocada 100 por ciento en clothing. Ya en 2018 hizo una prueba. Hizo un diseño, mandó imprimir 50 playeras, y aunque las ha usado esporádicamente en sus videos, ser tan detallista no le ha permitido avanzar. Las tuvo guardadas durante cinco años hasta que comenzó a regalarlas para trabajar en nuevos diseños. Ahora mismo está pensando en cómo poder solventar los gastos de operación para maquilarlas, emprender un ecommerce y que esas prendas lo ayuden a posicionar la marca PaperCo.
No es una persona común. Porque Luis está seguro que todo esto que ha platicado es su destino. No pronuncia nada con soberbia. Incluso es cuidadoso con sus palabras. Todo se remonta a un retiro espiritual al que asistió en preparatoria, en donde confirmó su no a la religión, pero un sí a una mística fuerza superior. Y desde entonces confía más en su instinto, en sus sueños y en las personas. Por eso siente que su vida es como un barco que va navegando en altamar. Y sabe que quienes se acercan a dicha nave, es porque son relevantes para apoyarse mutuamente, para aprender, para reírse juntos y pasarla bien. “Pero ya hasta ahí, porque es mucha metáfora sobre el destino”.
No es una persona común. No parece una plática habitual con alguien de 23 años. Y qué bueno que así sea. Así es una charla con Luis, Vlogspaper, el de Youtube, digital-minded, analog-hearted, wild-teen-spirited.
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