Se prepara la ciudad de Buenos Aires para festejar a Ernesto Sabato

Círculo
/ 23 septiembre 2015

El ciclo es organizado por el Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires (CTPCB).

México, D.F..- La ciudad de Buenos Aires se prepara para festejar al reconocido escritor argentino Ernesto Sábato, muerto apenas el 30 de abril pasado, los próximos 1 y 2 de julio en el Paseo La plaza, dentro del III Foro Internacional sobre Traducción Especializada.

El ciclo es organizado por el Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires (CTPCB), y en él la figura, las obras de ficción y ensayos, así como la labor de investigación y la matriz interdisciplinaria de la producción de Sabato, serán analizados por invitados especiales.

Participarán Peter Landelius, traductor al sueco de "Sobre héroes y tumbas"; Julia Constenla, biógrafa del escritor; el historiador Pancho O'Donell y el cineasta e hijo del escritor Mario Sabato, quien proyectará parte del documental "Ernesto Sabato, mi padre".

Nacido en la ciudad de Rojas, Argentina, el 24 de junio de 1911, el homenajeado autor comenzó su formación con la dureza y rigor de la ciencia, en la que obtuvo el doctorado en Física en la Universidad Nacional de la Plata, Argentina, y viajó becado a París, donde entró en contacto con el surrealismo.

Una vez de regreso a su tierra natal, impartió clases en la Universidad de la que egresó para después consagrarse de lleno a la literatura y otras artes, como la pintura y el cine, considerando a la ciencia como algo amoral que llevaría al mundo al desastre.

Fue elegido Secretario General de la Juventud Comunista en 1933, y entonces comenzó a dictar cursos libres de marxismo-comunismo. En este ámbito conoció a Matilde Kusminsky-Richter, una estudiante de 17 años, que abandonaría la casa de sus padres para vivir clandestinamente con él y quien se convertiría en su mayor apoyo.

Aunque en un principio se identificó con el comunismo, prefirió ponerlo en duda después de su experiencia en la "Escuela Leninista de Moscú".

Como colaborador de la revista "Sur" en reseñas de libros, participó en la sección Calendario y colaboró en "Desagravio a Borges". Otras publicaciones para las que trabajó fueron "La nación" y "La opinión".

Dentro de su participación política, se dedicó a la ferviente crítica durante el primer gobierno peronista, al publicar varios artículos desaprobatorios. al respecto, mantuvo una posición ambigua, pues criticó al dictador Juan Domingo pero defendió a Evita Perón, lo que fue criticado por intelectuales de su país.

Posteriormente, enfrentó las juntas militares de la dictadura desde 1976, y hacia 1984, una vez restablecida la democracia, presidió la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas.

Ante esto, su investigación se plasmó en 1985 en el libro "Nunca más", con el cuál logró abrir juicio contra las juntas de la dictadura militar.

En su obra literaria más representativa, "Sobre héroes y tumbas", plasma bajo un profundo contenido intelectual el reflejo de aquella argentina bajo la historia de una familia aristócrata en decadencia, que a la vez intercala con el relato de la muerte del `General Juan Lavalle`.

Sabato se caracterizó por escribir libros de ensayos sobre el hombre en la crisis de nuestro tiempo y el sentido de la actividad literaria, entre los que destacan "El escritor y sus fantasmas" (1963) y "Apologías y rechazos" (1979).

Sus tres novelas principales son "El túnel" (1948), la cual adaptó posteriormente para ser llevada al cine junto con León Kilmovsky; "Sobre héroes y tumbas" y "Abbadón el exterminador". Su principal influencia para la literatura fue Pedro Henríquez Ureña, a quién admiró y reconoció.

Su hijo Jorge Federico murió en 1995 en un accidente, ante lo cual se dedicó a una pintura con tintes desoladores; poco tiempo después, en 1998, falleció su esposa Matilde, a lo que publicó sus memorias bajo el título "Antes del fin".

Residió desde 1945 en la localidad de Santos Lugares, Provincia de Buenos Aires, donde sólo se dedicó a la pintura, ya que por prohibición médica no podía leer ni escribir. Desde 2005 dejó de salir de su casa.

Falleció en su hogar durante la madrugada del 30 de abril de 2011, a causa de una neumonía derivada de una bronquitis que lo aquejaba desde meses atrás, padecía también serios problemas de visión.

A pesar de su última petición de que sus restos fueran inhumados en el jardín de su vivienda y que no se enviaran ofrendas florales, fue enterrado en el cementerio Jardín de Paz, en Pilar.

Fue honrado por diferentes medios de prensa como "El país", de España, que lo llamó el "último clásico de las letras argentinas", y "El Mundo", que lo tituló "el último superviviente de los escritores con mayúscula de la Argentina".

TEMAS

COMENTARIOS