En el corazón de Afganistán
COMPARTIR
TEMAS
Un espectacular patrimonio histórico y natural, pistas de esquí y una relativa paz en un país roto por la guerra. Son los atractivos que Bamiyán, situada en el corazón de Afganistán
Madrid, España.- "Bamiyán is different", insisten una y otra vez las autoridades locales, en un mantra que recuerda un eslogan de turismo de décadas pasadas. Y Bamiyán sí es diferente. Lo corrobora el gobierno central, que ha colocado a la provincia a la cabeza del proceso de transición que traspasará las responsabilidades de las fuerzas internacionales a las autoridades locales, y también las propias tropas extranjeras.
"La situación de seguridad es bastante benigna", explica un oficial neozelandés destacado en la zona, que apunta a la composición étnica de Bamiyán como clave en la paz que se vive en comparación con otras regiones.
Más de tres cuartas partes de la población de Bamiyán pertenecen al pueblo hazara, una etnia minoritaria en el conjunto del país y que se identifica rápidamente por sus rasgos asiáticos.
Los hazara, perseguidos durante siglos, fueron una de las comunidades más castigadas por el régimen talibán que, además de acabar con la vida de cientos de personas humilló a este pueblo con la destrucción de su gran símbolo: los célebres budas gigantes.
Así, Bamiyán recibió con los brazos abiertos a las tropas estadounidenses y hoy coopera estrechamente con las fuerzas extranjeras presentes en la zona. "Son el grupo cultural más pacífico de Afganistán", asegura un responsable de estas tropas internacionales.
Esa seguridad durante los últimos años ha permitido un pequeño, aunque esperanzador despegue, para una de las regiones más remotas, inhóspitas y pobres de un país remoto, inhóspito y pobre.
En ese futuro optimista que dibujan los hazara, el turismo está llamado a desempeñar un papel fundamental. "Bamiyán es un caso único en Afganistán. Hay cosas que ver y es posible ir a verlas sin peligro", explica un militar neozelandés.
Los restos de las colosales estatuas de Buda erigidas en el siglo VI y destruidas hace diez años por los talibanes siguen siendo la gran atracción de la zona y están reconocidos por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
A apenas unos centenares de metros, en las afueras de la capital provincial, se pueden visitar también los restos de la conocida como "Ciudad de los Gritos", que recibe su nombre de la matanza perpetrada allí por Gengis Khan, y algo más lejos las ruinas de la "Ciudad Roja" de Shahr-e-Zohak.
LA RUTA DE LA SEDA
Situada en la Ruta de la Seda, Bamiyán fue durante siglos un importante núcleo de Asia Central y ha atraído tradicionalmente a miles de personas.
En los años 60, hasta 60,000 visitantes, en su mayoría extranjeros, llegaban cada año a la provincia, que fue destino habitual de las aventuras de los jóvenes hippies por esta parte del mundo.
Junto al legado histórico, las autoridades locales tratan de aprovechar grandes atracciones naturales como los lagos de Bandi Amir, que en 2009 fueron reconocidos como el primer Parque Nacional afgano, y todas las ventajas que presenta una región cuya capital se sitúa a 2.800 metros sobre el nivel del mar.
Una de esas oportunidades se llama esquí y en Bamiyán están dispuestos a aprovecharla.
Mientras emprendedores locales y la administración buscan financiación para instalar remontes, el esquí de fondo ya arrancó el pasado año con la llegada de medio centenar de turistas y la elaboración de un libro de rutas.
En paralelo, instructores de varios países comenzaron a trabajar en la formación de jóvenes y se preparan planes para crear escuelas de esquí. La ilusión de los hazara por convertir Bamiyán en la joya del turismo afgano comienza a dar sus frutos y los hoteles de la zona aumentaron un 61 por ciento sus ganancias el pasado año.
Al mismo tiempo, las 25,000 personas que visitaron en 2009 los lagos de Bandi Amir, un destino turístico clásico para los nacionales, se doblaron en 2010. "Si se resuelve el problema de la seguridad en Afganistán, el turismo puede ser una gran fuente de ingresos para el país", asegura Abdullah Mahmoodi, responsable de un programa de ecoturismo en Bamiyán.
ZONA TRANQUILA.
Porque a pesar de que la situación en la provincia es tranquila, los atentados siguen repitiéndose en las regiones vecinas y dificultando la llegada de turistas a Bamiyán.
La incertidumbre planea también en torno a la salida de las tropas internacionales de la región, a pesar de que su número es muy reducido.
"Si se van, todo va a empeorar. Antes aquí se mataba a la gente, desde que los soldados llegaron tenemos seguridad", asegura a Efe un estudiante del instituto de Bamiyán, que dice temer el regreso de los talibanes.
La preocupación no está sólo en la calle, como deja claro la gobernadora de Bamiyán, Habiba Sarabi, única mujer que ocupa un cargo de este tipo en todo el país.
"Esperamos que puedan quedarse un tiempo", señala Sarabi sobre los soldados, principalmente neozelandeses, que trabajan en la zona.
A pesar de que a partir del próximo mes Bamiyán será una de las primeras provincias en
iniciar la transición, Sarabi advierte de que hoy por hoy el número de policías afganos en la región es demasiado reducido y llama a la comunidad internacional a no precipitarse en su salida.
Bamiyán, que asegura pasar por su mejor momento en 200 años, vive hoy entre esos temores y la esperanza de un futuro mejor para una población acostumbrada al sufrimiento durante siglos.
DESTACADOS:
* La provincia está a la cabeza del proceso de transición que traspasará las responsabilidades de las fuerzas internacionales a las autoridades locales.
* Bamiyán recibió con los brazos abiertos a las tropas estadounidenses y hoy coopera estrechamente con las fuerzas extranjeras presentes en la zona.
* Las 25,000 personas que visitaron en 2009 los lagos de Bandi Amir, un destino turístico clásico para los nacionales, se doblaron en 2010.