¿Te quiero Saltillo?
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El Hotel Arizpe, edificio emblemático del Centro Histórico, termina convertido en un simple local para tianguis de ropa, retrato de un pueblo pequeño y pobre, que la `mejor capital' parecía que había superado.
Saltillo, Coah.- A mediados del siglo 20 y hasta hace pocos años, la calle Victoria fue la calle elegante de Saltillo. Allí vivían algunas de las familias más importantes de la ciudad, en casas de amplias fachadas con su portón al centro y varias ventanas a uno y otro lado. De niña, me fascinaban los llamadores que luego fueron sustituidos por timbres eléctricos, más funcionales pero menos elegantes, menos tradicionales: Tenían formas diferentes, pero entre todos me fascinaban los que tenían forma de mano. Siempre una mano de mujer, elegantes, de largos dedos. En ademán de llamar a la puerta, algunas lucían anillos y pulseras del mismo bronce de las manos.
Por los portones entreabiertos -algunos decididamente abiertos- se veían los patios cuadrados, con pisos de ladrillos rojos saltillos, algunas lucían al centro una pequeña fuente redonda con un pequeño surtidor cuyo chorro se resolvía al caer en un conjunto de pequeños iris. Bajo los techos de los corredores que rodeaban el patio-jardín, siempre había macetas colocadas en altísimos bancos, para permitir que las largas hojas de los helechos crecieran a su antojo.
De vez en vez, a la orilla de la fuente se veía a un viejo, un antiguo criado de la casa ya exento de las pesadas labores que había desempeñado durante años, y que ahora se ocupaba de tareas menudas como limpiar "la plata": los cubiertos, las fuentes y otros tesoros familiares. Con paciencia infinita y todo el tiempo del mundo a su disposición, los viejos criados frotaban y frotaban cada pieza de plata con un paño hasta dejarlas más brillantes que al salir del taller del platero.
El edificio de las fotografías fue durante casi todo el siglo 20 el mejor hotel de la ciudad, originalmente el Hotel Sainz y luego Arizpe Sainz. Ahí se alojaban todas las personas importantes que venían a Saltillo: políticos y funcionarios, artistas o ricos empresarios. Siendo niña, vi entrar y salir por la gran puerta giratoria a la cantante doña Esperanza Iris, a don Fernando Soler, a doña Virginia Fábregas y algunas otras personalidades de la farándula. Cuando vino a Saltillo Agustín Lara, la calle frente al Hotel Sainz se llenó de gente, de modo que los coches tenían que dar vuelta para buscar otra salida hacia la calle Allende o hacia la Alameda.
Éstos y muchos recuerdos más me vinieron a la mente al ver estas imágenes. Sí, es el mismo, el Hotel Arizpe, el Arizpe Sainz. Violada su fachada por cuerdas de las que cuelgan trapos, casi andrajos; convertidos los escalones de acceso en mercado de golosinas de pueblo pequeño y pobre. ¿Quiénes son ahora los dueños, que tales cosas permiten? Las autoridades ¿pueden, querrían hacer algo?