Dan a maestra Petra Rodríguez Fuentes el último adiós

De ahí que un centenar de personas acudieran a darle el último adiós en la capilla del Asilo de Ancianos donde pasó sus últimos días, pero no solo, pues ese edificio fue antiguamente el colegio al que dedicó gran parte de su vida.

"Petrita", como fue siempre conocida, cumpliría en septiembre 98 años. Fue durante décadas maestra del Colegio Zaragoza. De todas las primeras generaciones. Y siempre del primer año de primaria. Quizá porque sabía lo mucho que un temperamento como el suyo amparaba a los nuevos estudiantes.

 "Tú sabes que es muy difícil cuando ingresas por primera vez a una escuela y sin embargo, ella, con un afecto, con un cariño, con una paciencia única, inmediatamente nos dio la confianza para estar muy cerca de ella, de la formación que nos inculcó siendo aún pequeñitos", recuerda José Fuentes, quien fuera su alumno de 1944 a 1945.

Recuerda también que disfrutaba enseñar a los niños a escribir, "nos tomaban de la mano para que pudiéramos hacer la letra bien, de tal suerte que gracias a ella tenemos una letra manuscrita que ya poco se estila. Y gracias a ella aprendimos los primeros principios".

De ella escribió un 10 de mayo Armando Fuentes Aguirre: "Hay madres que sin haberlo sido en cuerpo, lo son en espíritu. Para mí fue una madre la señorita Petrita, angelical maestra mía de primer año de primaria".

Del mismo modo, Francisco de la Peña, quien recibió sus enseñanzas por la misma época, rememora: "Antes no había kinder, fue la primera maestra en nuestra vida, de ahí la gratitud que le tenemos, a ella le reconocemos habernos enseñado las primeras letras. Fue una maestra que se dedicó con mucho cariño a sus alumnos. Le guardamos un buen recuerdo, reconocimiento y  agradecimiento".

Ex alumnos como ellos la visitaban con cierta periodicidad para sostener con ella gratas conversaciones "Tenía fresca en su memoria el recuerdo de cada uno de nosotros, se acordaba perfectamente en qué lugar nos sentábamos en el salón de clase y nos recitaba poesía, de tal manera que la convivencia con ella era sumamente grata," expresó José Fuentes.

Había ingresado al asilo en el 2004. Aún allí, la maestra Petrita conservaba su espíritu pedagógico y líder. "Ella se sentía como si siguiera  con alumnos ancianos. Todos los días se reza aquí el rosario, ella era la que dirigía el rosario todos los días. Todo eso todavía lo hizo ayer", comenta Marisol Valdés de Udave, directora del asilo.
Disfrutaba leer y escribir poesía. Su lucidez la caracterizó hasta el último día, igual que su buena salud, pues  "nunca tomó ningún medicamento, no lo necesitaba. Nuca se quejó ni de un dolor de cabeza.
De hecho ayer andaba perfectamente bien", añade Marisol Valdés.

Fue un paro cardiaco mientras dormía lo que le impidió despertar la mañana de ayer. Según el enfermero que debía despertarla, parecía aún dormida, pues en su rostro había absoluta serenidad.

Le sobreviven algunos sobrinos, comoel presbítero Luis Narro.