Corridas de toros: auge y caída de una fiesta brava y polémica
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Las plazas locales albergaron peculiares festejos taurinos, la historia da cuenta de un singular grupo de toreros estadounidense
En esta ciudad la afición a la fiesta de los toros fue muy fuerte. Desde años antes de finalizar el siglo 19, hasta la mitad del 20, la celebración de corridas de toros con toreros profesionales y festivales taurinos protagonizados por aficionados prácticos fueron muy comunes. En el caso de los festivales, la puesta en marcha era para una noble causa, cualquier pretexto servía a los jóvenes para lanzarse al ruedo.
Por lo regular los festivales los organizaban socios del Casino de Saltillo, miembros de la Sociedad Manuel Acuña, empleados de la Oficina Federal de Hacienda, estudiantes del Ateneo Fuente e inclusive se llegó a dar uno con extranjeros que vivían en Saltillo. Las sumas que se lograban recaudar se destinaban a mejorar escuelas, hospitales y parques de la ciudad.
Para presidir los festejos taurinos se convocaban a jóvenes mujeres de la sociedad para fungir como reinas del evento. Ataviadas con trajes de manolas de grandes olanes, talle ajustado, sobre sus hombros finas mantillas de Manila y la distintiva peineta de Carey, las mujeres daban realce al evento. Los palcos de las reinas se adornaban con flores, principalmente con claveles rojos y blancos.
Para invitar al público a asistir a la plaza de toros, un par de horas antes de iniciar el festejo taurino se realizaba el convite, las reinas recorrían las principales calles de la ciudad en calandrias y coches tirados por caballos. En el desfile se repartían los programas y no podía faltar la banda de músicos que interpretaba sonoros pasodobles.
EL RECHAZO DE ALGUNOS
A veces resulta muy complicado o casi imposible explicar o tratar de que un extranjero asimile la cultura de otro país. Del libro “Ojos Ajenos” del historiador Javier Villarreal, tomamos el siguiente relato.
“Isaac George, veterano de la Guerra México-Estados Unidos, había estado en Saltillo 54 años antes como combatiente del lado de los estadounidenses. Decidió visitar Saltillo junto a su nieto Homer, un domingo asistieron a una corrida de toros. Para Isaac y su nieto, la corrida fue una experiencia peculiar, era de esperarse, reproducimos parte de lo que vio aquel domingo de 1901.
“Luego de compartir una comida servida al estilo del país, nos despedimos de nuestro anfitrión y volvimos a Saltillo para pasar el resto del domingo. Uno de los entretenimientos dominicales más populares en Saltillo, son las corridas de toros. En esta ocasión se trataba de una especie de competencia por el campeonato (sic).
No entraré en detalles desagradables, pero el lector puede imaginar que se trató de un ‘suceso cálido’ durante el cual, un gladiador fue muerto de manera instantánea y varios más resultaron heridos, además, se sacrificaron seis toros y diez caballos. Este brutal espectáculo atrae a toda clase de público, incluyendo a adorables señoras luciendo sus plumas y casi todas ataviadas de sedas”, escribió Isaac George.
EL GUSTO PARA OTROS
Un gran interés despertó el primer festejo donde participaron americanos residentes en Saltillo. La plaza de toros de Guadalupe recibió a los inusuales toreros, el motivo fue celebrar el aniversario de la Independencia de México.
El ocho de septiembre de 1907 se celebró la corrida con jóvenes aficionados norteamericanos, lidiaron novillos toros de la ganadería de La Hacienda de Guadalupe, los norteamericanos organizaron la corrida y el dinero recabado se destinó a mejorar las plazas de la ciudad.
En el festejo actuaron como espadas: Robert M. Wilson y Barney Taylor, como picadores L. J. Elvert y Fr. Saunders, los banderilleros fueron Robert M. Higgs Jr., P. W. Mussett, E H Shaw y W F. Smith. Las reinas de la corrida fueron Enriqueta Charles, Celia González, Angélica Ríos, Rebeca Malacara y Carolina Mellado.
Las ganancias no fueron nada despreciables, 849.83 pesos, por el monto que se obtuvo, suponemos que hubo lleno total de la plaza. Los asistentes presenciaron a los peculiares toreros gringos, un espectáculo nunca visto.
Saltillo1900@gmail.com