Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama: Mayra, una saltillense y su battalla cotidiana
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Mayra Mendoza se encuentra en tratamiento de cáncer de mama Her2 positivo en etapa 3. Fue detectada en julio del 2019 con cáncer con metástasis. Los síntomas se presentaron en marzo de ese año.
Primero, recibió ocho sesiones de quimioterapia que le aplicaron en la clínica 73 del IMSS. Luego requirió de una mastectomía radical en el seno derecho.
Debe aplicarse vacunas por lo menos cada semana. Estas le ayudan a encapsular el cáncer para evitar que llegue a otros órganos de su cuerpo.
En el 2020, Mayra se quedó unos tres meses sin medicinas complementarias porque había desabasto. Esto le causó una inflamación en la parte inferior del cuello, casi llegando al hombro, que le duele y que teme sea a raíz del cáncer.
El diagnóstico la cubrió de dudas. La hizo sentirse sola. Creyó que su esposo ya no la iba a querer así, mutilada, sin una parte de ella. Y cuando se quedó sin cabello, no se gustaba en el espejo, pero tuvo que enfrentarse a sí misma.
Todos los días tiene que viajar, al mediodía, a la ciudad de Monterrey. Lo hace con sus recursos, lo hace hasta llegar a la clínica 25 del IMSS en donde está recibiendo su tratamiento de radioterapia y bloqueo hormonal.
Pero no es una vista rápida, no es un viaje de placer. Le colocan un parche para el dolor y le dan medicamentos complementarios. Solo después, a eso de las 22 horas, regresa a casa. Todos los días, viajar más de 80 kilómetros, esperar más de 10 horas. Todo por el cáncer.
Y también porque, pese a contar con Seguridad Social, en Saltillo no hay equipo para las radioterapias que necesita.
Mayra tiene una pensión temporal de 3 mil 500 pesos, de los que 2 mil 800 se van en el pago de la colegiatura de su hija.
El dinero restante, 700 pesos, son para comprar medicamentos como exemestane que se utiliza para tratar el cáncer de seno en etapas tempranas y que llega a costar de 3 mil a 4 mil pesos. ¿Por qué debe comprarlo ella? Simple: en el IMSS no lo tienen.
Los médicos ya le dieron una pequeña esperanza. Que ese medicamento ya se lo van a cambiar por “por uno que sí van a tener”. ¿Cuándo? No hay fecha.
Mayra cree que necesita terapia psicológica, pero su situación económica es limitada. También le hace falta una manga oncológica que no ha podido adquirir por falta de dinero.
Ella tiene ganas de expresarse, de parecerse a la mujer que era antes, cuando podía hacer manualidades. Extraña salir a tomar una cerveza, bailar, cocinar. ¿Cuándo volverá a salir con sus amigas?
Quiere tener tiempo para eso, y también dinero. Y salud. Terminar su tratamiento contra el cáncer de mama y convertir esto en nada más que una vieja pesadilla.
Por eso ahora intenta disfrutar todo, cada momento, cada detalle. Aunque sea en el hospital, con sus compañeras que también atraviesan algún tratamiento contra el cáncer.