‘Llega vacuna como un rayo de luz’; menores de Saltillo reciben dosis vs COVID
COMPARTIR
Como rayo de luz, a decir de algunas madres, llegó la vacuna contra el COVID-19 aplicada a 282 niños, niñas y adolescentes que enfrentan diferentes padecimientos, así como a jóvenes embarazadas.
Sin llanto ni miedo, los infantes y adolescentes recibieron felices la primera dosis de la marca Pfizer, pues significa la posibilidad de regresar a las aulas, retomar sus rehabilitaciones o continuar sus tratamientos en los hospitales.
El primero en recibir la vacuna en el módulo del Hospital del Niño fue Nicolás Ismael Briones Ruiz de 12 años, quien desde hace 2 años inició la batalla contra la leucemia.
“Pues es muy bueno para que no nos enfermemos, pero también para poder acudir a la escuela y los lugares sin tanto riesgo”, comentó el pequeño, sosteniendo un escapulario entre las manos al salir del módulo.
“No dolió, sólo estaba nervioso, me la pusieron de volada, solo me daba miedo que me tumbara como las quimioterapias, pero me siento muy bien”, agregó.
Nicolás y su mamá Olga Ruiz, arribaron al hospital infantil desde las 06:30 para recibir la primera dosis alrededor de las 08:30 horas, en grupos de 6 personas.
La fila de padres esperaba en la parte de afuera con los documentos en mano, pues preferían que sus hijos permanecieran en los vehículos para evitar el riesgo de ser contagiados o expuestos a las bajas temperaturas de la mañana.
Luego de recibir quimioterapias, tratamientos dolorosos, enfrentar cirugías y demás procedimientos, el “piquete” de la vacuna les pareció poco dolorosa y considerado como “una suerte” para los menores de edad.
Más niños, niñas y adolescentes en silla de ruedas, apoyados en bastones, con tanques o respiradores, también recibieron la vacuna mostrando su expediente médico, incluso algunos canalizados de centros de rehabilitación con certificado médico.
Aún sosteniendo la torunda de algodón sobre su brazo, los menores abandonaron el hospital con una sonrisa en el rostro.
“Yo me siento contenta, más tranquila, tal vez pueda ver de vuelta a mis amigas o regresar a la escuela”, comentó Andrea Alvarado, una joven de 16 años con ojos de cristal.
Su discapacidad visual también fue considerada como uno de los padecimientos que integran la tabla de comorbilidades emitida por la Secretaría del Bienestar en Coahuila.