Marchan el Día de la Madre en Torreón, solo por sus desaparecidos; un dolor que no se va
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Rogelio González Sarabia le pidió a su madre que le diera la bendición antes de irse de su casa. Era el 13 de octubre de 2008. “Regreso en diciembre”, dijo a su madre Ana María Sarabia Muñoz, pero nunca regresó.
Rogelio era albañil de oficio y había conseguido otro trabajo donde, le dijo a su madre, “le iban a pagar bien”. Su madre no quería que se fuera y en un principio no quería ni darle la bendición. “Amá, es para ayudarle en su operación”, le dijo su hijo.
Finalmente, la madre cedió y santiguó a su hijo menor.
Rogelio abrazó a su madre y le dio un beso. Y ya no volvió a verlo.
Por eso este Día de las Madre, la señora Ana María Sarabia vino a marchar para exigir la búsqueda de su hijo. “Que mi hijo sienta que lo ando buscando”, quiere Ana María con las consignas que grita durante el recorrido del Bosque Venustiano Carranza a la Plaza Mayor.
En la misma marcha, María Estela Gutiérrez arrastra sus 66 años para gritar justicia y búsqueda por su hijo Alberto Muñoz , desaparecido en Gómez Palacio, Durango en 2009.
“Las autoridades no me dan ninguna resolución. Me dicen que lo buscan lo buscan y no. Me han dicho en Gómez Palacio que muchos expedientes ya se los comieron los ratones”, platica.
Pero su expediente está intacto. En 13 años no se ha movido nada. “Voy y me echo las vueltas de oquis, pero no dejo de ir y nunca dejaré de ir”, comenta la madre. En la vicefiscalía le reclaman cada que viene pero a las palabras de cemento ella les responde que quiere respuestas.
Su hijo Alberto era soldador y dejó cuatro niños chiquitos. Dice que en ocasiones, sus nietos le preguntan si su papá volverá. La señora María Estela se queda seria. No sabe qué decirles. “Es una cruz muy pesada, mucha tristeza”, dice.