Violencia familiar, la otra pandemia en Coahuila; aumentan agresiones durante confinamiento
COMPARTIR
TEMAS
Encerradas con su agresor, mujeres de Saltillo permanecieron confinadas en casa soportando maltratos físicos, psicológicos y sexuales por parte de su pareja sin poder escapar a ningún sitio, ni salir a la calle, una dramática consecuencia de la cuarentena impuesta por el virus COVID-19 que llevó al máximo de su capacidad los refugios disponibles en Saltillo.
Aunque durante el confinamiento el número de atenciones a mujeres víctimas de violencia disminuyó, esto no representó un menor número de mujeres violentadas, sino una situación aún peor, pues su agresor se encontraba mayor tiempo en casa, sin la posibilidad de que las mujeres pudieran denunciarlo, prueba de que al concluir el confinamiento decenas de mujeres buscaron un espacio dentro de los albergues para huir de casa.
Refugios como el de Fundación Luz y Esperanza y Nuevas Opciones de Vida se mantuvieron entre el 90 y 100 por ciento de su capacidad la mayor parte de 2021, atendiendo alrededor de 10 familias cada 3 meses.
A esta cifra se agrega a las víctimas resguardadas en las casas de transición del Centro de Justicia y Empoderamiento para las Mujeres, donde permanecen un máximo de 7 días, aunque la cifra no fue revelada por la dependencia por seguridad tanto de las usuarias como del personal encargado de la casa transitoria.
La atención no se detuvo, incluso tras un 2020 donde el presupuesto les fue recortado, las donaciones disminuyeron y se enfrentaba una crisis económica derivada de la pandemia; sin que la labor de resguardar por su seguridad física y emocional a mujeres víctimas de agresiones físicas bestiales en su propia casa y en presencia de sus hijos, se detuviera, admitieron las dirigentes de los refugios.
La directora de la asociación civil, Nuevas Opciones de Vida, Laura Ivonne Valdés Martínez, señaló que la violencia familiar representa una segunda pandemia, pues ante el confinamiento, convivencias forzadas durante largos periodos, la crisis económica dentro del hogar y el uso de sustancias nocivas vulnera la seguridad de las mujeres y agravó los casos de violencia, llevando al máximo de su capacidad su refugio para mujeres, que hasta el momento se mantiene al 100 por ciento, atendiendo a 10 familias, es decir, 10 mujeres con al menos 2 ó 3 hijos, quienes permanecen en el refugio alrededor de 3 meses, algunas un par de meses más debido a la situación jurídica que enfrentan y el riesgo que corren al salir del refugio.
“Hemos recibido a mujeres en etapa de gestación y sin una red de apoyo no se les puede despedir del refugio, durante su estancia, agregó, se ofrece atención psicológica, asistencia, legal, médica y pedagógica para todos los integrantes de las familias”, comentó la directora.
Destacó que la mayoría de las mujeres atravesó vulneraciones graves a sus derechos, y fueron violentadas física, psicológica y sexualmente, incluso algunas con vulneraciones consideradas tentativa de feminicidio.
EXISTE UNA CIFRA NEGRA
Por su parte, el refugio de la Fundación Luz y Esperanza cerró 2019 con un total de 24 familias refugiadas y 31 durante 2020, es decir, aumentando un 29 por ciento más que el año anterior.
En el inicio de este 2021 y hasta julio, la cifra de mujeres refugiadas fue de 7 familias, para reducirse durante el segundo semestre, atendiendo a un total de 21 familias acogidas en el albergue hasta el momento.
Sin embargo, existe “una cifra negra” de mujeres que igualmente huyeron de sus hogares hacia la casa de sus padres, familiares o amigas, que gracias a su red de apoyo no requerían un albergue dónde refugiarse pero sí salir de sus casas para protegerse de su agresor.
De acuerdo con la Fundación, el perfil de las mujeres que ingresan al refugio tienen en promedio 30 años, el 68 por ciento está en unión libre, y el 29 por ciento son casadas; la escolaridad en el 71 por ciento de las mujeres es de 9 años, es decir, hasta la secundaria y solo el 12.5 por ciento tenía un empleo al ingresar al refugio.
Sostuvo que dichas características dejan a las mujeres en desventaja para disfrutar de la vida libre de violencias, ya que la dependencia económica es uno de los principales factores que las hace regresar con el agresor.
De acuerdo con el Banco Estatal de Datos sobre violencia contra las mujeres y niñas del Estado de Coahuila, tan solo en el último trimestre registrado (julio-septiembre de 2021) un total de mil 223 mujeres han sido atendidas por primera vez en el Centro de Justicia y Empoderamiento de la Región Sureste, y 269 más en el Instituto para las Mujeres, algunas de ellas, víctimas de agresiones físicas bestiales en su propia casa y en presencia de sus hijos.
INVIERTEN REFUGIOS 70 MIL PESOS POR MES EN ATENCIÓN A MUJERES
Las mujeres refugiadas representan un gasto de 70 mil pesos mensuales que se destina a su alimentación, vestido, trámites de documentos, servicios y atención integral que se brinda, según la Fundación Luz y Esperanza, mientras que la organización Nuevas Opciones de Vida señaló que al menos un total de 56 mil 260 pesos se invierte en la manutención de las mujeres durante su estancia en el refugio.
Ambas organizaciones señalaron que el recurso destinado para acciones como éstas nunca será suficiente, pues de tener mayor capacidad, quizá habría un mayor número de mujeres refugiadas y un menor número de feminicidios, pues las mujeres que son refugiadas, en su mayoría, pudieron ser una cifra más de este delito en Coahuila. En la entidad en 2021 fueron cometidos 21 eminicidios, 3 menos que en 2020.