mirador
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La tierra es buena siempre, aunque sea mala. (Dira un predicador: "Y el hombre siempre es malo, aunque sea bueno").
En esta tierra que decían mala pusimos don Abundio y yo un centenar de pencas de nopal. Después nos fuimos, y nos olvidamos de ellas.
Yo daba por seguro que se perderían. Aquello era un erial; las liebres hallarían en las pencas un alimento inesperado, y las acabarían.
De esto hace unos diez años. Algunas desaparecieron, sí. Pero ayer regresamos a ese páramo, y he aquí que donde no había nada hay ahora una tupida nopalera.
Volveremos a recoger las dulces tunas, y tiernos nopalitos que harán sabrosa la mesa cuaresmal.
La tierra es buena siempre. Los hombres olvidamos; ella no. ¡Hasta mañana!...