Una pluma de ave sobre su tumba
COMPARTIR
TEMAS
Armando Sánchez Quintanilla. In memoriam.
Ir puerta tras puerta. Toc toc. "Ésta es la feria del libro, coopere usted, súmese". Y tocar más puertas, aguantar en la línea telefónica o en la sala de espera, por horas. Llamadas sin respuesta, otras con respuesta. Armarse de paciencia, seguir.
Creer en el poder transformador de la literatura. Darlo todo por una feria del libro.
El sentido: abrir mentes, abrir espacios, dejar fluir las ideas, refrescar el pensamiento de Saltillo con otras formas de ver y estar en el país. Proyectar a la colectividad, dejar morir a la persona del "yo" para convertirse en "tú" y en "ellos".
Mantener en el proyecto final, a una la Feria del Libro como un evento cultural fuera de todo juicio o suspicacia. Sí, la Feria del Libro por su propia génesis, iniciada por mi amiga Patricia Gutiérrez-, es un espacio donde el pensamiento y la creación alimentan a esta ciudad.
Mientras escribo Jesús Guerra me dice por teléfono: "Ha muerto Carlos Monsivais". Y yo sigo pensando en Armando Sánchez, arrebatado de entre nosotros. No será exacto decir que Armando Sánchez murió: Lo mataron.
Y como en cascada, como en coincidencia, su vida se apagó cercanamente con la de otras personas admiradas por él: José Saramago y Carlos Monsiváis.
Pienso que, Armando Sánchez, tan dado a la broma, hubiera dicho, (de poder decir algo sobre su propia partida), que es un gran honor viajar acompañado de personajes que tanto admiró. Y tal vez con Carlos Monsiváis compartiría los detalles de su muerte para que Monsi, allá donde se encuentran, escriba una de sus
fantásticas crónicas urbanas.
En mi calidad de una de tantas personas que ejercen el oficio de la creación literaria en esta ciudad, creo que esta fiesta de las letras -como la llamaba Armando Sánchez-, debe continuar, no sólo para honrar el esfuerzo abridor de caminos de quien reformuló la Feria del Libro, sino, porque Armando Sánchez mismo diría que es necesario sacudir cariñosamente a esta ciudad tan necesitada de escuchar otras voces en diferentes campos de la creación artística para que penetre en la vida diaria, en otras esferas del quehacer social.
Yo sólo espero sinceramente, que la Feria del Libro prosiga desarrollándose con el espíritu de pluralidad que Armando Sánchez impulsó. Me estremecería saber que se convirtiera en un espacio para grupos de una visión única, manejada por gustos excluyentes o limitada por afrentas personales.
Es fundamental mantener esta tertulia cultural, la cual ya nos coloca en el foco nacional e internacional. Me gusta que en sus espacios, se concentra una especial algarabía que se nutre del conocimiento, y hace posible la crítica libre.
Y sobre los creadores locales, por primera vez tuvimos la posibilidad de exponer nuestros libros a la venta sin costo alguno en un espacio digno.
Nos abrieron las puertas a todos los que acudimos con o sininvitación. Allí estuvimos leyendo poemas, haciendo música, teatro, presentaciones de libros, exhibiciones y tantas otras manifestaciones. Esto sin contar con la presencia de las grandes voces literarias y artísticas o de las prestigiosas casas libreras nacionales que al llegar a la sede del Museo del Desierto, por primera vez vieron incrementadas sus ventas en una cantidad tal, que se les antojó regresar al siguiente año con más títulos.
Armando Sánchez logró que la Feria del Libro de Saltillo trascendiera. Esa fue la tarea por la que tuve la fortuna de conocerle. Todavía recuerdo su sonrisa: Entró por la puerta del Museo del Desierto hace dos años y medio en compañía de Sandra Rodríguez y desde esa visita, el museo le abrió sus puertas. Esa unión de voluntades convirtió da la Feria del Libro en un evento nacional.
Él dijo sobre esta celebración: "Es una fiesta de las letras colectiva. Tengo un gran equipo de trabajo. Esto ocurre gracias a todos ustedes". Y así fue, sólo quienes estuvieron convencidos del beneficio real del conocimiento como transformador de realidades, apoyaron sin reservas a este evento en el que los recursos públicos tienen un destino, permítaseme decirlo: inmortal, pues el conocimiento y la ref lexión son también una actitud ante la vida: Se heredan. claudiadesierto@gmail.com