Hay mucha gente tirada en los sillones, en efecto, que se supone tendría que estar escuchando los pájaros en los jardines de un planeta donde ahora sobran bancas para leer libros que no han sido completados por escritores que mejor se han sentado a contemplar, a través de la ventana de los iPhone, de los Huawei o los Samsung, la vida pasar, la vida pasar, la vida pasar.