Supera alumno a su maestro en Saltillo

Saltillo.- Dicen que "de tal palo tal astilla", o que "hijo de tigre. pintito", pero con lo visto ayer aplica mejor el dicho aquel de "el alumno supera al maestro".

Eso fue lo que demostró el novillero debutante Luis de María, quien en su presentación ante la afición saltillense salió en hombros al cortar dos orejas, precisamente en la corrida número 100 de su padre y mentor, el matador Luis Ricardo Medina "Pasión Gitana", quien sólo cortó una en este festejo mixto en la Plaza "Armillita".

A pesar de ser un festejo mixto, con un matador, un novillero y un rejoneador, la seriedad y categoría de los toreros y toros, especialmente los toros, predominó en esta tarde soleada y sin viento.

También corto un par de auriculares el rejoneador Pedro Luceiro III , quien primero se vio beneficiado con la excesiva premiación del juez de plaza, José Antonio García, pues le fueron otorgadas las dos orejas por una labor lucida y variada, pero sin fondo ni espectacularidad que no las valían, y que fue rubricada con un efectivo rejón de muerte.

Pero en su segundo, aunque el público pidió la oreja, usía no se la concedió. El saldo, entonces, quedó "tablas".

Y así como al rejoneador se le premió de más con el primero de la tarde, a "Pasión Gitana" se le quedó a deber, pues con el corrido en segundo lugar, un toro bien presentado y con seriedad de Santa María de Jalpa, Ricardo Medina realizó una faena meritoria y variada que rubricó con certero estoconazo.

Los aproximadamente mil 500 espectadores, en su mayoría, pidieron con insistencia la segunda oreja que el juez finalmente no concedió. El torero dio la vuelta al ruedo con una oreja en la mano.

Al final del festejo, aunque contento por su actuación y el triunfo de su hijo, "Pasión Gitana" manifestó su inconformidad por las decisiones del juez.

"Yo creo en mi primer toro la estocada valía una sola oreja, y la otra por la faena que creo fue completa y meritoria, pero él (José Antonio García) siempre me ha `quisquilloteado' las orejas, yo creo que él ha de haber sido un figurón del toreo, o del rejoneo, no sé, pero ni hablar, lo importante es que la gente salió contenta", declaró "Pasión Gitana", quien en su deslucido segundo enemigo escuchó un aviso.

Pese a todo, el torero capitalino fue testigo del triunfo de su vástago, Luis de María, quien en su primero se fajó con un novillo con sangre española, de bonitas hechuras y vastos pitones, que a media faena le echó mano y le cogió dramáticamente, sin consecuencias, para desde ese momento echarse al público a la bolsa.
Tras una faena lucida y un estoconazo un tanto defectuoso, el novillero recogió la primera oreja en la tarde de su debut.

La segunda se la ganó con el sexto, un novillo-toro de calidad al que pronto le plantó faena, mostrando clase y gusto, sin intimidarse ni espantarse por la catadura de su enemigo, a pesar de su novatez.

Crecido por el apoyo del público y motivado por su vocación torera, De María rubricó una faena completa, aunque con cierto lógico verdor, con un espadazo en buen sitio para salir del ruedo de la "Armillita" en hombros de algunos pocos aficionados.

"Me da gusto haber dejado algo de mí en esta plaza que me ha recibido con mucho gusto y que yo se los agradezco con toda mi alma y mi corazón", dijo al final el prometedor novillero.