Mostró huelga de Lufhansa paradojas de la coyuntura económica

Dinero
/ 2 marzo 2016

    El martes y miércoles pasados Lufthansa tuvo que cancelar unos 900 vuelos de sus empresas subsidiarias, CityLine y Eurowings, a causa de una huelga de 36 horas de los pilotos.

    Berlín.- La huelga de personal de cabina y tierra de la aerolínea alemana Lufthansa que finalizó la víspera, mostró la disyuntiva en que la coyuntura económica internacional ha puesto a numerosas firmas en Alemania.

    Luego de años de beneficios logrados en una atmósfera favorable, los empleados exigieron ser partícipes de los buenos resultados en un momento en que se dispara la inflación y baja su poder adquisitivo.

    Pero las empresas no dan su brazo a torcer, asediadas por temores coyunturales, como los altos precios del petróleo y las materias primas y, para las aerolíneas, de los combustibles.

    Si en otros países la situación se deja correr, Alemania no es precisamente un Estado pasivo en lo que a acción sindical se refiere.

    Lo demuestran las numerosas protestas y huelgas que tuvieron lugar a lo largo del año: es el caso de la firma de telecomunicaciones Telekom, la de los funcionarios públicos o la de los conductores ferroviarios de la empresa Deutsche Bahn (Trenes Alemanes).

    Ello sin contar las movilizaciones en las negociaciones de los convenios tarifarios por sectores, como el de la industria química o la construcción, y pese a los datos objetivos de que hasta abril la media del aumento salarial superó en 3.5 por ciento a la de la inflación, que fue de 2.4 por ciento en el mismo mes, algo de lo que pocos países europeos podrían presumir.

    Sin embargo, el sindicato de servicios Verdi no se conformó con el aumento salarial escalonado de hasta 6.7 por ciento en casi dos años (que se traduciría en un aumento anual de 3.35 por ciento y una paga extraordinaria única) ofrecida a los trabajadores de Lufthansa.

    Su demanda fue 9.8 por ciento en un año para los alrededor de 50 mil empleados. El sindicato aseguró que las cifras de negocios de la aerolínea permitían ese aumento salarial.

    El pasado miércoles se dio a conocer que la firma aumentó su beneficio operativo en el primer semestre del año a 705 millones de euros. Ello supone un aumento de 219 millones de euros respecto del mismo período del año pasado, así como su facturación a 12 mil 100 millones, frente a los 10 mil 100 millones de euros de la primera mitad de 2007.

    El momento elegido para la protesta no es casual: en plena época vacacional, cuando los aeropuertos alemanes se encuentran al límite de su capacidad y coincidiendo con la huelga previa de pilotos, agrupados en el sindicato Cockpit, que ya obligó a anular vuelos la semana pasada.

    El martes y miércoles de la semana pasada, Lufthansa tuvo que cancelar unos 900 vuelos de sus empresas subsidiarias, CityLine y Eurowings, a causa de una huelga de 36 horas de los pilotos.

    Las suspensiones afectaron a unos 30 mil pasajeros y a un tercio del tráfico aéreo nacional y europeo del grupo. Los vuelos hacia Latinoamérica no sufrieron cancelaciones.

    Esta protesta laboral es más significativa, si se considera que el 90.7 por ciento de los empleados que participaron en una votación previa apoyando la medida de fuerza, convocada para un tiempo indeterminado.

    Si al comienzo de la huelga, este lunes, los efectos del paro parecía que serían imperceptibles, su agravamiento progresivo al avanzar la semana obligó a la aerolínea a adoptar planes de emergencia para limitar los inconvenientes a los pasajeros y a retomar los contactos con el sindicato.

    El lunes ninguno de los 450 vuelos previstos tuvo demora alguna, ya el martes Lufthansa tuvo que hacer frente a sus primeros retrasos y reprogramaciones de unos 70 vuelos domésticos y de corta distancia, alrededor del tres por ciento de los vuelos, pero sin generar aún mayores problemas.

    Fue a partir del miércoles pasado cuando la situación se agravó: por primera vez la compañía tuvo que anular doce vuelos intercontinentales entre Alemania y Estados Unidos, Canadá y la India, así como otros 70 vuelos nacionales o europeos de corta distancia, cerca del 4 por ciento de todos los de la compañía.

    Y el jueves se desbocó: 128 vuelos tuvieron que ser suspendidos, entre ellos 28 intercontinentales, y se anunció la cancelación del 10 por ciento de los domésticos y europeos en los siguientes cinco días.

    Ese mismo miércoles, fuentes sindicales y de Lufthansa anunciaron el comienzo de nuevos contactos informales entre ambas partes.

    La falta de mantenimiento técnico de los aviones, a raíz del paro de actividades del personal mecánico, afectó especialmente a los aeropuertos de Francfort, Munich y Dusseldorf.

    'Si Lufthansa no da el brazo a torcer, dentro de una semana habrá apenas un tráfico marginal', había advertido el dirigente Erhard Ott, de Verdi, al convocar la protesta.

    Lufthansa tuvo que poner en marcha un plan de emergencia, que ha consistido en contratar servicios externos, tanto para el servicio de comidas y bebidas como para el mantenimiento de los aviones.

    Algunas compañías estadunidenses y canadienses hicieron viajar a sus técnicos a Alemania, mientras que Star Alliance organizó una flota de aviones alternos que despegan diariamente para hacer frente a las cancelaciones de Lufthansa.

    El sindicato reiteró en varias ocasiones que su objetivo no es perjudicar a los pasajeros, sino a la empresa, cuyas medidas de emergencia le acarrean fuertes costos.

    'Comprar el servicio de comidas y bebidas en la competencia o utilizar otros servicios de mantenimiento es realmente caro', había dicho Ott.

    Pero si la huelga agrava la situación de Lufthansa, otras firmas de la competencia se están viendo beneficiadas: la segunda compañía aérea más grande de Alemania, Air Berlin, ha visto incrementar notablemente el número de reservas de vuelos. Además, Lufthansa pidió a Air Berlin que se hiciera cargo de los servicios técnicos en los aeropuertos de Hamburgo, Frankfurt y Dusseldorf.

    La huelga concluyó este viernes en la madrugada, como resultado de las conversaciones, denominadas como informales, entre Verdi y la empresa. El acuerdo contempla que los 34 mil empleados de tierra recibirán un aumento salarial de 5.1 por ciento a partir del 1 de julio y a en julio del 2009 se les volverá a subir el salario en 2.3 por ciento.

    El alza salarial alcanzará con ello una subida total de 7.4 por ciento en un plazo de dos años. De manera adicional, estos empleados percibirán una paga única cuya cuantía dependerá de diversos componentes, según su segmento de negocio y que alcanzará hasta 2.4 por ciento de su remuneración anual.

    Estos acuerdos pusieron fin a la huelga que afectaba a la aerolínea desde el lunes pasado.

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