La mayoría de mexicanos no pueden comprar casa, se les va 61% del salario en renta

Dinero
/ 19 octubre 2018

Para los mexicanos con ingresos menores a cinco salarios mínimos diarios (441.8 pesos) adquirir una vivienda les resulta casi imposible. Los créditos hipotecarios públicos y privados se otorgan a quienes reciben más de nueve mil pesos mensuales

Ciudad de México.– En México, comprar una casa nueva sólo es accesible para quienes perciben más de cinco salarios mínimos diarios (441.8 pesos), por lo que 73.6 millones de mexicanos se encuentran prácticamente excluidos del mercado formal de vivienda, de acuerdo con un estudio del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

El documento “Diagnóstico del derecho a la vivienda digna y decorosa 2018” también arrojó que a las personas con menores ingresos (2 mil 722 mensuales) les toma más de 30 años terminar de pagar su vivienda, mientras que los que perciben un salario mensual mayor a los cuatro mil pesos tardan entre 15 y 20 años.

De acuerdo con el Coneval, se estima que en México hay rezago en más de 14 millones de viviendas, en la mayoría de los casos el ingreso es uno de los principales factores asociados: 57.9 por ciento de los hogares que se ubican en los primeros cuatro deciles económicos (mismos que en su totalidad cuentan con ingresos por debajo de la línea de pobreza por ingresos) presentan rezago de vivienda.

Entidades federativas como Chiapas, Guerrero y Oaxaca, cuentan con el mayor porcentaje de población por debajo de la línea de pobreza por ingresos y también con mayor porcentaje de rezago de vivienda. En contraste, la Ciudad de México y Nuevo León se encuentran entre los estados con menor porcentaje de rezago de vivienda.

El rezago de vivienda se concentra en mayor medida en las zonas rurales del país, con el 78.3 por ciento de las casas en estado precario, en contraste con el 35.4 por ciento de las zonas urbanas.

En el caso de Chiapas, el 96.5 por ciento de las viviendas se encuentran en rezago y en la población en cuya casa radica al menos una persona que hable alguna lengua indígena presenta una incidencia de rezago de 79.1 por ciento, lo que los ubica en una situación de mayor vulnerabilidad.

Sobre el rezago de vivienda de los hogares a nivel nacional, organizados por deciles de ingreso, éste asciende a 44.7 por ciento a nivel nacional, con la mayor concentración en las familias con menores ingresos.

De acuerdo con el informe del Coneval, en México la compra de vivienda nueva solo es accesible para quienes perciben más de cinco salarios mínimos, ya que a partir de ese nivel de ingreso se puede acceder a créditos hipotecarios públicos y privados.

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Al analizar dicha información, resulta que los primeros seis deciles de la población, aproximadamente 73.6 millones de mexicanos, se encuentran prácticamente excluidos del mercado formal de vivienda al no percibir ingresos por hogar equivalentes a más de cinco salarios mínimos.

Los ingresos de los hogares en México se miden por deciles y van del I al X, donde los de menor salario se ubican en el primer nivel y los de mayor en el último.

Así, las familias que se se ubican en el decir I perciben un salario mensual de 2 mil 273.33 pesos mensuales, situación que les impide adquirir una vivienda propia. En cambio, los del decil X perciben al mes un promedio de 53 mil pesos, lo suficiente para comprar una propiedad.

Respecto de los créditos hipotecarios, 77 por ciento son ofertados por instituciones como INFONAVIT y FOVISSSTE a sus afiliados y no exceden, en ninguna de sus modalidades, plazos de 30 años; el restante 23 por ciento de los créditos hipotecarios públicos, son presumiblemente otorgados por instituciones de vivienda de gobiernos estatales y municipales, para los cuales no se cuenta con información a través del Sistema Nacional de Información e Indicadores de Vivienda (SNIIV).

El plazo promedio de los créditos hipotecarios públicos y privados en 2015, fue de 21 años; en específico, los créditos hipotecarios ofertados por el sector privado promediaron un plazo de 19 años (con un rango de 14 a 29 años).

En cuanto al contraste entre el ingreso mensual por decil y el valor promedio autorreportado de la vivienda, también por decil económico, partiendo de que la persona dedique 30 por ciento de su ingreso al pago de la vivienda, resulta que 10 por ciento de la población con menores ingresos (decil I), de contar con financiamiento, le tomaría más de 30 años terminar de pagar su vivienda.

Para los casos de los deciles II, III, IV y V, los años aproximados para pagar una vivienda ascenderían a 20, 19, 16 y 15 años respectivamente, ello si contaran con el financiamiento requerido, mismo que resulta inexistente para las personas por debajo del VI decil económico.

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RENTAS, UNA OPCIÓN QUE ABSORBE EL SALARIO

Actualmente, 30 por ciento de los hogares mexicanos –los primeros tres deciles- destinan una proporción de sus ingresos a la renta de su vivienda, mayor a la recomendada por ONU-Hábitat.

Las personas ubicadas en el primer decil de ingresos destina 61 por ciento para el pago de renta, es decir, 863 pesos mensuales. El segundo y tercer decil el 34 por ciento (949 y mil 331 pesos al mes, respectivamente), lo cual genera que se ubiquen en una situación de riesgo de no poder satisfacer otras necesidades básicas.

De acuerdo con el Coneval, el rezago afecta afecta casi a 50 por ciento de viviendas en el país; este fenómeno se acentúa en la población de escasos recursos, comunidades indígenas, entorno rural y entidades de sur.

La pobreza está ligada a la falta de acceso a una vivienda digna en México, lo cual se manifiesta a través de la carencia por calidad de los materiales y hacinamiento.

Uno de los mayores focos rojos de atención en materia de rezago de vivienda se localiza en el entorno rural del país: casi ocho de cada diez viviendas que se ubican en el entorno rural del país padecen de rezago de vivienda.

Además, en términos de rezago, resultó notoriamente vulnerable la población de las entidades del sur-sureste como Chiapas (78.2 por ciento), Oaxaca (77.8 por ciento), Guerrero (72.0 por ciento), Veracruz (63.9 por ciento) y Campeche (61.2 por ciento).

En el diagnóstico del Coneval no se observó una distribución equitativa de los subsidios para la vivienda, que en principio deberían atender a los segmentos más desfavorecidos (población por debajo de la línea de pobreza por ingresos, la población vulnerable en el ámbito rural, los estados del sur y comunidades indígenas).

Por ejemplo, se encontró que entre 2007 y 2012 alrededor de 42.8 por ciento de los subsidios gubernamentales se otorgaron a viviendas pertenecientes a los cinco deciles superiores de ingreso.

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