Dudoso bloqueo de fuga
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Refuerzan mezcla para taponar tubería; segunda visita de Obama áreas afectadas en Louisiana
Las operaciones de emergencia en el Golfo de México continúan a trompicones. A pesar de la imagen de control total que intenta transmitir la petrolera BP, continuas dificultades técnicas lastran el proceso de sellado de la tubería de petróleo rota.
Los técnicos de la compañía recurren ahora a la inyección de distintos materiales (como la goma) y objetos (por ejemplo, pelotas de golf) para completar los efectos del barro de la operación "top kill" después de tener que detener la misma en varias ocasiones porque el barro con el que se pretendía sellar la fuga escapaba junto con el petróleo.
Se informó que el chorro de petróleo y gas se ha detenido, citando declaraciones de Thad Allen, alto mando de la Guardia Costera, designado por Obama, de visita ayer en la zona, para ser el comandante al frente del incidente. Allen dijo que las próximas 12 ó 18 horas seran críticas para conocer si la reparación ha tenido éxito.
La empresa inició el miércoles una operación para sellar el pozo mediante la inyección de un fluido compuesto por una mezcla de agua, arcilla y químicos, a la que se sumarán después capas de cemento. Los portavoces de la compañía habían creado durante unas horas la impresión de que su plan estaba funcionando, pero a última hora del jueves el director general de operaciones de la compañía, Doug Suttles, reconoció en una rueda de prensa que la operación se iba a detener debido a que las sustancias inyectadas no estaban siendo absorbidas por el pozo, sino que estaban dirigiéndose a la superficie mezcladas con crudo.
"Debo pedir disculpas por no haber dado más información al respecto", indicó Shuttle.
"Necesitábamos reajustar lo que estábamos haciendo para poder introducir más lodo en el interior del pozo".
El sistema "top kill" se usa de forma rutinaria en la superficie para cegar pozos petrolíferos, pero jamás se había intentado a una profundidad de mil 500 metros, que es donde se encuentra la fuga en este caso. BP otorga entre un 60 y un 70 por ciento de posibilidades de éxito a este nuevo intento de detener el vertido, aunque otras fuentes del sector reducen las posibilidades al 50 por ciento.
En el caso de que este método falle, la petrolera baraja otros como el denominado "junk shot", que consiste en introducir una variedad de materiales a alta temperatura, como piezas de goma, que harán circular por el tubo para bloquear el vertido.
Tony Hayward, consejero delegado de BP, quien al principio minimizó el impacto ecológico, dado que el petróleo no había llegado a la costa, dijo ayer en CNN que "se trata claramente de una catástrofe medioambiental".
La firma, que ha sido multada por las autoridades estadounidenses con 75 millones de dólares, había cifrado, con fecha del 24 de mayo, el coste de su operación de cierre del pozo en 760 millones de dólares.
Los daños causados por este vertido serían hasta el momento superiores a los mil 600 millones de dólares.
BP indicó también que ha recibido hasta ahora 26 mil reclamaciones, de las que ha pagado 11 mil 650.
BP indicó que mil 300 navíos participan en la operación de sellado del pozo y que han logrado recoger de la superficie del agua el equivalente a unos 274 mil barriles (unos 43.5 millones de litros).
"Derrame, un asalto a las costas"
Por su parte, al visitar ayer por segunda ocasión la costa de Louisiana para inspeccionar el daño causado por el vertido, el presidente Barack Obama aseguró que el derrame de crudo en el Golfo de México es "un asalto a nuestras costas, a la población y a la economía regional".
En declaraciones tras una reunión informativa con los responsables de la respuesta contra el derrame, Obama anunció que ordenó triplicar el personal federal que combate la marea negra. Hasta ahora, el Gobierno había destinado 20 mil personas a estas tareas.
"Ustedes no están solos y no vamos a dejarles atrás. Vamos a resolver esto y no cejaremos hasta que el problema haya acabado. Esa es mi promesa a ustedes en nombre de esta nación, una promesa que vamos a cumplir", subrayó Obama, quien, como había declarado el jueves, indicó: "Como presidente, el responsable final soy yo" .
Se desconoce aún si han surtido efecto los últimos intentos de la empresa responsable del vertido, British Petroleum, por taponar el pozo mediante una inyección de lodo pesado.
Obama lanzó un llamado a la calma al asegurar que "si esa operación no tiene éxito, contamos con un equipo, encabezado por nuestro secretario de Energía y Premio Nobel, Steve Chu, que sopesa todas las alternativas" .
En su segunda visita en tres semanas a Luisiana, Obama sobrevoló la zona afectada, recorrió una de las playas contaminadas y mantuvo una sesión informativa con el responsable de la coordinación en la respuesta al vertido, el almirante Thad Allen, entre otros.
El Presidente, quien el jueves defendió enérgicamente la respuesta del Gobierno al incidente mientras se multiplican las críticas a esa gestión, visitó eayer junto a Allen y la presidenta del condado, Charlotte Randoplh, la playa de Fourchon Beach.