Ejército, con el enemigo en casa
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Trece miembros de las Fuerzas Armadas de Colombia son investigados por trabajar para Don Diego, el narcotraficante arrestado ayer. Además, en un ataque a un campamento de la guerrilla de las FARC se encontró información militar clasificada
BOGOTA.- Trece miembros de las Fuerzas Armadas de Colombia son investigados por trabajar para Don Diego, el narcotraficante arrestado ayer. Además, en un ataque a un campamento de la guerrilla de las FARC se encontró información militar clasificada. ¿Qué está pasando al interior de las fuerzas colombianas? ¿Hay más infiltración que antes o es que la contrainteligencia funciona mejor?
Las investigaciones comenzaron en marzo de 2006, cuando en confusos hechos un batallón del ejército mató si contemplaciones a 10 agentes de la Policía Judicial que realizaban una operación contra el narco en el Valle del Cauca, cerca de Cali. La trama, que aún no termina, se fue desenredando hasta que a finales de julio pasado la policía capturó a dos coroneles, un capitán y seis mayores, entre otros. Las pruebas recabadas hasta el momento demuestran que todos ellos trabajaban para el capo más poderoso del cartel del Norte del Valle.
El engranaje comenzaba con una secretaria del Ministerio de Defensa que manejaba recursos humanos y era la encargada de "reclutar" a los personajes más idóneos para formar un cuerpo dentro del ejército al servicio de Don Diego. Estos hombres, además de pasar información al narcotraficante, compraron prendas de uso privativo de las fuerzas armadas, escoltaron a sicarios de la organización y trataron de impedir la detención de su hermano, Eugenio Montoya, actualmente recluido en una cárcel de máxima seguridad.
"Lo que ha ocurrido últimamente es producto de la política de reforzar la inteligencia y la contrainteligencia y de cero tolerancia con cualquier acto de corrupción. Los cambios que hemos hecho están dando sus frutos", explicó Juan Manuel Santos, ministro de Defensa, a EL UNIVERSAL.
En Colombia, el ejército lucha contra el narco más que la propia policía. Según el gobierno, esta política es absolutamente necesaria dada la estrecha relación conflicto-cocaína. Pero otros afirman que es contraproducente. "Los enemigos de ahora son muy diferentes a los que me tocaron a mí porque ahora al ejercito lo han comprometido en la lucha antinarcóticos, exponiéndolo a un problema", explica el general retirado Manuel José Bonet, comandante de las Fuerzas Armadas en la legislatura de Andrés Pastrana. "Cuando se saca al ejército del combate lo ponemos en contacto con el crimen".
No sería éste el caso de la infiltración por parte de la guerrilla, descubierta cuando en un reciente ataque a un campamento de las FARC se encontraron varios discos duros y memorias USB que contenían información clasificada del ejército, incluyendo movimientos de tropas, mapas de operaciones militares, nombres de oficiales y el listado de la red de cooperantes civiles que tiene el gobierno. A pesar de la gravedad del caso, Santos aseguró que "la información que tenían es relativamente vieja y no compromete para nada la política de seguridad democrática, mucho más valiosa es para nosotrosla que encontramos sobre ellos".
Lo cierto es que la información filtrada a la guerrilla siembra dudas sobre la eficacia de un ejército que ha crecido un 30% en apenas 4 años, hasta alcanzar los 391 mil efectivos. Para algunos, estos incidentes son un claro ejemplo de la depuración que buscan la Fuerzas Armadas; para otros, demuestra que el poder del dinero sigue siendo imparable, venga de quien venga.