Apresúrate lentamente

Especial
/ 30 marzo 2016

    Festina lente se traduce: Apresúrate lentamente.

    Su autor se cree que es Augusto, quien se lamentaba por la irreflexión de uno de sus comandantes: Camina lentamente si quieres llegar más pronto a un trabajo bien hecho. Apresúrate lentamente era una sentencia usual entre los romanos.

    La frase la oí por vez primera de la voz del amigo escritor Julián Herbert, en el seminario de literatura que nos está impartiendo.

    Esta semana tropecé con situaciones relacionadas a festina lente. Primero, en el libro Ocupado, que trata de cómo florecer en un mundo demasiado atareado. Después, en un artículo de VANGUARDIA acerca de la alpinista saltillense Karla Wheelock. En tercer lugar en la película Everest.

    En la nota de VANGUARDIA, Karla compara la montaña con los retos que enfrenta cada persona; Karla es la embajadora en Latinoamérica de la película Everest, de la cual dijo: Está muy apegada a los hechos, es muy respetuosa a lo que es la disciplina de montaña, a las diferentes perspectivas de cada ser humano que hace que ese intento de subir la montaña por aspiraciones muy diversas de cada uno.

    Al final te pone en una situación vulnerable, donde la preparación y el conocimiento deben ser acompañados de la humildad, no vas a conquistar la montaña, sino que vas a estar en espera de que ella te deje subir. Festina lente, apresúrate lentamente, espera que ella te deje subir, no vas a conquistar la montaña.

    El prefacio del libro ocupado, hace referencia los mismos hechos que la película Everest. Narra que en 1996, 8 alpinistas se disponían a subir el monte Everest. Dice que tenían todo: El equipo correcto, estaban bien entrenados y en buena condición física.

    Al parecer hubo un punto en donde se amontonaron varios alpinistas. Esto, aunado a los cambios desfavorables de clima, ocasionó que avanzaran lentamente. Hay una regla en el Everest: si no alcanzas determinado punto de encuentro a cierta hora, tienes que abandonar tu intento...

    Ese día los alpinistas experimentados debieron haber regresado. En vez de ello siguieron avanzando. No hubo aquello de festina lente o apresúrate lentamente. Llegaron tarde al punto de encuentro y tuvieron que descender en la oscuridad, con las consecuencias que esto provocó.

    El hecho tiene enseñanzas para las personas y las organizaciones. Algunas compañías se comprometen con su estrategia, luego el contexto o las circunstancias cambian y empieza a ser evidente que la estrategia fue una mala idea.

    En lugar de ver fríamente la información que surge y detenernos a pensar en mejores acciones, las organizaciones y las personas reaccionamos con mayor actividad y un mayor esfuerzo en la dirección equivocada.

    Las personas sufrimos una sobrecarga de trabajo y la manera de enfrentarlo no está funcionando: redoblamos los esfuerzos en hacer y nos seguimos sintiendo abrumados, corriendo en la dirección equivocada.

    Nos creemos personas ocupadas porque tenemos mucho que hacer en el trabajo y en casa, lo cual es falso. Estar ocupado es la opción fácil. Estamos ocupados porque no tomamos las decisiones difíciles. Permitimos que el mundo y nuestro correo dicten nuestra agenda, en vez de pensar por nosotros mismos.

    Es más fácil simplemente reaccionar, tratamos de hacer todo, en vez de tomar las decisiones difíciles y elegir qué cosas abandonar.

    La pereza no sólo es flojera, también es hacer muchas cosas de forma frenética, dejando de hacer las que son importantes y buenas, como la virtud.

    La actividad frenética da una falsa sensación de productividad, que en realidad es postergar lo importante. Estar ocupado es evadir, es estatus, es una adicción y regla social.

    Festina lente, apresurarse lentamente, actuar así nos permite corregir el rumbo y llegar al lugar correcto. Permite hacer bien las cosas correctas e importantes, enfrentar nuestras montañas con conocimiento y humildad.

    jesus50@hotmail.com

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