Estrellas de Hollywood "actúan" también en los tribunales
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<strong>Madrid, España</strong>.- El revuelo mediático causado por la reciente comparecencia de Nicole Kidman como víctima de una persecución por parte de un paparazzi recuerda cómo otras estrellas, como Marlon Brando y Lana Turner, asumieron frente al juez los papeles más importantes de su carrera.
Y es que ni en esas ocasiones hay que descuidar la puesta en escena: Nicole Kidman se presentó ayer ante el Tribunal Supremo de Nueva Gales del Sur vestida muy clásica, con falda gris, blusa blanca y jersey rosa pálido, y mantuvo el semblante serio con las manos juntas encima del regazo durante casi toda la sesión.
La actriz de "Moulin Rouge" (2001) comparecía como denunciante y no como acusada o testigo, que es el rol que otras estrellas han asumido y para el que, en algunos casos legendarios, han tirado de sus mejores armas de actuación.
Lana Turner, cuyas dotes como intérprete nunca fueron tan indiscutibles como su estrellato, actuó como nunca, según la leyenda negra de Hollywood, cuando tuvo que comparecer ante el juez en 1958 como testigo del asesinato de su amante, el gángster John Stompanato.
La acusada no era otra que su hija, Cheryl Crane, y tras los testimonios de su madre, en los que relataba entre lágrimas el maltrato sufrido a manos del mafioso, fue absuelta, no sin levantar las suspicacias acerca de su posible relación sentimental con el amante de su madre.
Más comedido y con un fino hilo de voz, Marlon Brando relató, el 28 de febrero de 1991, la difícil infancia de su hijo Christian ante un tribunal de Santa Mónica (California), aunque no pudo evitar que fuera condenado a diez años de prisión por el asesinato del novio de su hermanastra Cheyenne, que se suicidaría poco después.
Por este proceso judicial, iniciado en 1990, Brando hubo de entregar su isla polinesia de Tetiaroa -vendida en cuatro millones de dólares- como fianza para la libertad provisional de Christian, el 10 de enero de 1996.
Acusados de cargos principales fueron los tristemente célebres casos de O.J. Simpson y Robert Blake. El primero de ellos, futbolista y luego actor, causó escalofríos en las acomodadas viviendas hollywoodienses al ser acusado del asesinato de su esposa y su supuesto amante el 13 de junio de 1994.
La persecución del actor de "Agárralo como puedas 33 1/2" en coche por las carreteras de Los Angeles fue contemplada por cien millones de telespectadores y, tras ser absuelto en el juicio penal, en el juicio civil fue hallado culpable.
Blake, por su parte, y tras una amplia carrera en la que protagonizó clásicos como "In Cold Blood" (1967), que adaptaba la novela de Truman Capote, o "Lost Highway" (1997), de David Lynch, fue arrestado el 18 de marzo de 2002 por el asesinato de su mujer, aunque resultaría finalmente absuelto.
Los delitos fiscales fueron los que llevaron a la actriz italiana Sofía Loren el 19 de mayo de 1982 a la cárcel de Caserta (sur de Italia) durante un mes, tras ser detenida en el aeropuerto de Roma. Su popularidad permaneció intacta.
No así la de Winona Ryder, que no ha recuperado su espléndida trayectoria cinematográfica desde que en diciembre de 2001 fuera detenida cuando intentaba robar ropa y complementos en los grandes almacenes Saks Fifth Avenue de Beverly Hills (California) por valor de unos 6.000 dólares.
El 28 de octubre de 2002 comenzó el juicio en el que, el 6 de noviembre, un jurado la declaró culpable de robo en mayor cuantía y vandalismo, pero inocente de hurto, tercero de los cargos en su contra, por lo que fue sentenciada a tres años de libertad condicional, multa de 3.700 dólares y 480 horas de servicio comunitario.
Menos polémicos, aunque por asiduidad, son los casos de embriaguez o posesión de drogas, como demuestran los casos de Robert Downey Jr. y Nick Nolte, aunque sí fue muy sonado el escándalo de Hugh Grant cuando, en junio de 1995, fue sorprendido en su coche practicando sexo con la prostituta Divine Brown, que, ella sí, disfrutó de gran popularidad gracias al suceso, mientras el actor de "Notting Hill" afrontaba una acusación por comportamiento lascivo.
Finalmente, innumerables personalidades del Hollywood dorado tuvieron que presentarse ante acusaciones de muy diferente naturaleza: Las lanzadas por el Comité de Actividades Antiamericanas que, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, desplegaron en Hollywood un importante dispositivo de la llamada Caza de Brujas.
Actores como John Garfield y Humphrey Bogart, directores como Edward Dymitryk o guionistas como Dalton Trumbo vieron sus carreras más o menos afectadas por la persecución, que marcó además, como delator, la carrera de uno de los grandes directores de cine, Elia Kazan, cuyo linchamiento popular quedó patente todavía al entregársele el Oscar honorífico en 1999.