Es una tarea sucia... y me gusta hacerla
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Gerentes en ocupaciones que muchos consideran no gratas pueden usar una serie de técnicas para ayudar a sus empleados a lidiar con su trabajo e inclusive sentirse orgullosos de sus labores, según un estudio en que participaron 54 gerentes que administran empresas encargadas de 18 tareas desagradables.
En la encuesta se entrevistó a guardias de prisión, exterminadores de insectos, funcionarios de clínicas de aborto, agentes funerarios y animadores "exóticos".
Tal vez el método más potente es desarrollar una ideología ocupacional que confiera una imagen más positiva a la tarea, mediante un nuevo enfoque, dicen Blake E. Ashforth, de la Universidad estatal de Arizona, así como tres coautores en el número de febrero de 2007 de la revista especializada "Academy of Management Journal".
Por ejemplo, un gerente de una empresa de control de plagas podría subrayar el valor del conocimiento que adquieren los exterminadores de insectos. También los gerentes pueden ayudar a los empleados a establecer amortiguadores sociales, como asociaciones profesionales o grupos informales de empleados y amigos o miembros de la familia que entienden la importancia de su trabajo.
Un gerente de una funeraria dijo en una entrevista que formó parte del estudio, "Si usted va a una convención nacional, descubrirá que todos los asistentes se hallan en el mismo bote".
Una tercera táctica es proporcionar entrenamiento de cómo y cuándo confrontar clientes y al público en general para cuestionar sus percepciones de ciertos empleos. La cuarta es enseñar cómo y cuándo usar tácticas defensivas, tales como evitar asuntos específicos durante conversaciones con personas ajenas.
Por ejemplo, el gerente de una clínica de abortos podría aconsejar a los miembros del equipo que digan que trabajan "atendiendo a la salud de las mujeres".
El estudio, asimismo, determinó que la organización en su conjunto puede hacer cosas para proteger a los empleados.
Eso incluye adiestrarlos para lidiar con personas que cuestionan su labor, ofrecer a personas giras por la empresa, para disipar las sospechas de que pasa algo raro a puertas cerradas, rotar individuos que participan en tareas estigmatizadas y proporcionar áreas tales como comedores y salas de estar para que los trabajadores puedan relajarse.
Sin embargo, los autores señalan que, debido a que esas tácticas se basan en el punto de vista de "nosotros contra ellos", los gerentes necesitan ser cuidadosos. De lo contrario, eso podría disminuir el respeto por los clientes y el público en el proceso de aumentar la autoestima de los trabajadores.
La mayoría de los entrevistados creen que la sociedad no entiende bien sus trabajos, y consideran que es injusto el estigma que marca sus tareas.
Por cierto, cuando se les preguntó si recomendarían sus trabajos a sus propios hijos, menos de un 20 por ciento dijo que no. Es decir, la gente se vincula con empleos honestos, aunque en ocasiones éstos no sean valorados por trabajadores más tradicionales.
Eso sugiere un punto de vista muy positivo de labores que, como señalan los autores, la sociedad "con frecuencia necesita, y luego intenta desligarse de ellas de manera hipócrita".