Grandes desembolsos por una belleza comprada
COMPARTIR
TEMAS
Cd. de México.- Dicen que las mujeres y hombres de antes no las usaban porque sabían envejecer con dignidad, pero en este siglo de la apariencia, las cremas antiarrugas se han convertido en un poderoso mercado en el que, inclusive, jóvenes menores de 18 años son asiduas clientes.
Hay en todas las presentaciones, tamaños y precios que en México van desde los 200 hasta 6 mil 700 pesos; algunas usan caviar como su principal ingrediente y herramienta competitiva que puede hacer la diferencia. Otras más ofrecen en un solo empaque la solución para retardar el envejecimiento, humectar las zonas de los ojos, la cara y el resto del cuerpo.
Aunque en el mercado mexicano no existen estudios públicos sobre su efectividad, expertos afirman que hablando de este tipo de productos, la única certeza es que una sola crema no puede funcionar para todos los requerimiento de la piel, ni para todas las personas. No hay ninguna sustancia mágica que nos mantenga siempre jóvenes: El envejecimiento tendrá que llegar tarde o temprano.
Generalmente, las firmas de prestigio ofrecen productos efectivos con resultados comprobados. El problema es que sus pruebas se realizan en pieles europeas de diferente textura y pigmentación, por lo que sus resultados pueden variar al momento de usarse en latinas.
Un estudio realizado por la Consumers Union de Estados Unidos el año pasado, entre mujeres de 30 a 70 años, reveló que los productos muy caros no funcionan mejor que las marcas populares entre la clase media, pero que son más económicas y están disponibles en farmacias o supermercados.
Revela el estudio que el tratamiento Olay Regenerist, que en ese entonces estaba a un precio de 19 dólares, resultó el más efectivo en el mercado para combatir las arrugas.
"Los investigadores hallaron que después de 12 semanas, los productos más costosos borraron algunas líneas finas y arrugas, pero incluso los de mejor resultado redujeron las marcas menos de 10 por ciento, un cambio apenas perceptible a simple vista", dice el documento publicado por la revista de la organización.
"Las pruebas revelan que, en promedio, estos productos provocan pequeñas diferencias en la apariencia de la piel y no hay una correlación entre el precio y la efectividad", concluyó.
No en vano hace unos años la Casa Dior, en Inglaterra, fue sancionada por ofrecer, sin sustento, un producto que retrasaba los efectos del envejecimiento.
Otras firmas como Channel también han recibido esta clase de apercibimientos en el pasado.
Para que una crema antiarrugas funciones, lo de menos es el precio, concluye Gilberto Adame, presidente de la Academia Mexicana de Dermatología, aunque hay de todo en el mercado. A la hora de comprar un tratamiento antienvejecimiento hay otros factores que se deben tomar en cuenta.
"Es difícil generalizar: no es lo mismo una crema para una piel de 25 años que una para de 40 a 50 años; no es el mismo clima en Nueva York al de una playa o al de la Ciudad de México, hay que tomar en cuenta desde dónde se vive, hasta qué edad se tiene y tipo de piel", explica.
La industria de la juventud
La mercadotecnia y publicidad para mantenerse joven y sin arrugas ha sido tan efectiva, que aun personas que por su cortaedad no deberían comprarlas ya las usan como una forma de aceptación y de encontrar la ansiada fuente de la juventud.
"Las cremas son sólo agua en aceite o aceite en agua, lo importante es ver qué cantidad necesita cada quien.
Una piel de 25 años no debe usar cremas antiarrugas sino una con factor de protección solar; éstas cremas deben empezar a usarse de los 30 años en adelante y también hay que tomar en cuenta que el envejecimiento es muchas veces producto de la vida que uno haya llevado", apunta el dermatólogo.
Los estadounidenses gastan al año un aproximado de mil millones de dólares en cremas antiarrugas. En México no se tiene un seguimiento tan puntual, pero de acuerdo con datos de la Cámara Nacional de la Industria de Perfumería, Cosméticos y Artículos de Tocador e Higiene (Canipec) el sector de cuidados de la piel, donde se agrupa a las cremas antiarrugas, vende al año un estimado de 7 mil millones de pesos, siendo las cremas humectantes de día, las limpiadoras y los tratamientos especiales para la cara los de mayor demanda.
Tendencias Nielsen México 2007, apunta que las tiendas de autoservicio son el mejor escaparate para la venta de cremas para la piel, ya que el año pasado, bajo ese formato se efectuó 80 por ciento de las ventas; tres marcas, cuyos nombres no proporciona el estudio, tienen 57 por ciento de las ventas, siendo los meses de julio y agosto, cuando se presenta cambios radicales en el clima, las fechas en las que más se vende el proucto.
De acuerdo con la Canipec, el mexicano que se cuida gasta al menos entre 800 y mil 500 pesos mensuales en su cuidado, 70 por ciento de este dinero se destina a la compra de perfumes y el resto a la compra de cremas antiarrugas o protectoras y bloqueadores solares. Se estima que el mercado equivale a 500 millones de dólares.
"Es un mercado en crecimiento. Hay una tendencia del consumidor, quien ahora busca no sólo eliminar las líneas de expresión, sino que con un mismo producto quiere hidratarse y recibir vitaminas en la piel al mismo tiempo. En los últimos cinco años se ha visto una tendencia hacia los ingredientes naturales", detalla Oscar Lagos, responsable del área de Ventas de la división de Químicos de Eastman, empresa que vende más de 500 insumos para el mercado de las cremas antiarrugas.
Las mujeres entre los 30 y 50 años son el grupo de consumidores más fuerte de estos productos, los hombres incorporan cada vez más a sus planes de gasto alguna crema para la cara.
Es importante recordar que las demostradoras en las tiendas no necesariamente tienen la preparación para recomendar lo que sea más adecuado para su clase de piel.
Por ello antes de hacer el gasto, la recomendación es visitar primero a un experto. (Excéslior)
Â
NANOCOMPETENCIA
Ahora se echa mano de una jerga con influencia tecnológica que, de alguna forma, suena milagrosa en los oídos del comprador.
Los componentes de moda y que se exponen como los de mayor efectividad son los colágenos, elastinas, coenzimas, vitaminas y proteínas.
El ingrediente que más demanda el mercado es la coenzima Q10, un antioxidante que funciona como catalizador importante en la producción de la energía que las células necesitan para subsistir.
Si se rompe la cadena de energía celular, no habrá ésta, y por lo tanto tampoco habrá vida y este componente evita esa ruptura, explica el fabricante.
En este punto, el dermatólogo recomienda al consumidor no dejarse llevar por sustancias extrañas y presuntamente milagrosas como recientemente la baba caracol, sustancia que el molusco produce cuando está en una situación de estrés.
Una recomendación importante es el porcentaje que debe tener de sustancia activa la crema para que pueda dar resultados satisfactorios. Si se trata de componentes naturales, la proporción recomendada es de 3 a 10 por ciento y si se trata de sustancias sintéticas debe ir de 0.8 a 3.5 por ciento. La etiqueta debe mostrar los porcentajes que contiene de cada sustancia, también debe incluir humectantes y factor de protección solar.
"De cualquier manera, es recomendable usar una crema porque en el ambiente hay radicales libres que van dañando las capas de la piel y las cremas nos pueden ayudar a regenerar esa piel dañada", apunta Beatriz Romero, representante de ventas de Cosmetics, empresa mexicana fabricante de cremas a base de ingredientes naturales.
Cuando la duda es comprar una crema antiarrugas con sustancias naturales o sintéticas, Romero advierte que las primeras pueden dar resultados a más largo plazo, más allá de las 12 semanas que en promedio necesitan las de base sintética."Las sintéticas son más rápidas, impactan de inmediato, no hay problemas de toxicidad porque las materias primas de la industria cosmética ya están probadas antes de colocarse en el mercado", explica Romero.
El uso de cremas antiarrugas no se recomienda a menores de 30 años y hay que buscar la que vaya de acuerdo a la edad y tipo de cutis de cada persona, en el entendido de que ninguna empresa tiene el mapa para encontrar la fuente de la eterna juventud. (Excélsior)