Higuita no quiere que el "escorpión" desaparezca
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<span></span><span style="font-weight: bold;">Bogotá, Colombia.- </span>A pesar de tener 41 años, el siempre controvertido René Higuita sigue descartando su retiro del fútbol y está con buen ánimo para comenzar a hacer historia en un equipo colombiano que, si bien es modesto y juega en la segunda división, le dará la oportunidad de reverdecer laureles.
La mayoría de sus compañeros en aquellos años dorados de la selección colombiana disfrutan del retiro, son técnicos o aspiran a serlo, o simplemente miran el fútbol desde la tribuna, pero Higuita todavía cree que tiene mucho para dar.
Tras deshacer el contrato que lo ligó el año pasado al equipo Guaros de Venezuela, el que fuera ídolo de muchos niños y jóvenes del mundo en los años 80 y 90 volverá a ponerse en los tres palos del Rionegro, un club pequeño que mañana comienza la disputa del torneo de la Primera B.
Aunque prefiere no hablar mucho de eso, la prensa local asegura que el sueño de Higuita es volver algún día al Atlético Nacional de Medellín, con el que ganó la Copa Libertadores en 1989 y tuvo sus mejores momentos, para despedirse tranquilo del fútbol.
Sin embargo, el hombre que dejó boquiabiertos a hinchas y compañeros de campo con sus jugadas del "escorpión", tan arriesgadas como cómicas, asegura que no piensa en eso y que está empeñado en que el Rionegro ascienda a la Primera A en 2009.
"Mi vida ha sido una aventura jugando al fútbol y esto es la continuación de mi carrera (...) Eso no es problema porque siempre he jugado al fútbol y lo he hecho en el barrio, en la A y en la B. No hay un manual que te exija jugar sólo en una categoría", afirmó hace poco en una entrevista que dio a la prensa de Medellín.
Como para reafirmar que su retiro está lejano, Higuita dijo que solamente firmó por un año con Rionegro, pues su intención es aprovechar cualquier oportunidad de volver al exterior o de vincularse a un equipo de la primera división en Colombia.
Su retorno al fútbol "cafetero" no pasa inadvertido y, fiel a su estilo, no necesariamente por cuestiones relacionadas con el deporte.
Por ejemplo, hace poco dijo a la prensa de Argentina que su inquietud por las causas sociales lo lleva a pensar que puede ser senador, que es admirador del presidente venezolano, Hugo Chávez, y que no considera que la guerrilla de las FARC sea terrorista.
En 1991, cuando estaba en la cúspide de la fama, Higuita causó una enorme polémica por visitar en la cárcel al jefe del cartel de Medellín, Pablo Escobar, en su momento el principal narcotraficante del mundo y autor de sangrientos ataques terroristas en Colombia.
No le dio vergüenza que todo el mundo se diera cuenta de su visita. Como hombre agradecido, quería saludar a alguien que regalaba comida y dinero a los habitantes de los sectores marginales de Medellín, donde el niño Higuita dio las primeras patadas al balón.
Después volvió a la cárcel, pero no para una visita sino para ocupar una celda por medio año en 1993, cuando fue vinculado a un caso de secuestro. Un amigo lo convenció para mediar en la liberación de una hija suya, lo que no era permitido por el código penal.
Casi retirado del fútbol y pensando más en la farándula, al "Loco" le ofrecieron en 2005 participar en un reality show para cambiar su fisonomía.
El portero, considerado "feo" por las mujeres, aunque muchas de ellas van al estadio para mirarle el cuerpo, se sometió a cinco cirugías.
El comentario unánime del país entonces fue que había "mejorado", pero él criticó el trabajo de los médicos al afirmar que las sesiones con rayos láser para quitarle las manchas de la piel lo quemaron y que estaba disconforme con una operación en la boca.
Ese "nuevo" Higuita volverá a pasearse este año por los estadios colombianos. No importa que, por tratarse de un equipo de menor categoría, tenga que hacer largos recorridos en bus, pues el "lujo" del avión es para los clubes de la Primera A. Lo que quiere es divertirse, evitar goles, tratar de hacerlos como antes y, si se da la oportunidad, repetir el famoso "escorpión".