La junta birmana mantiene la presión sobre la población
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<span></span><span style="font-weight: bold;">Rangún.-</span> La junta militar birmana pidió el miércoles a la población que no se resista a las detenciones que está llevando a cabo de gente que participó la semana pasada en las manifestaciones duramente reprimidas, mientras el emisario de la ONU regresaba a Nueva York para entregar un informe.
Una semana después de la aniquilación del movimiento popular encabezado por los monjes budistas, los militares recorrían las calles de Rangún advirtiendo a través de altavoces que los que se manifestaron están fichados y serán detenidos pronto.
"Deben quedarse en sus casas. No salgan. Tenemos las fotos de las personas que buscamos. Las vamos a arrestar", decían los soldados en la principal ciudad del país, en la que impera un toque de queda.
"No puedo dormir en casa por la noche. Me escondo y cambio de lugar", explicó a la AFP uno de los que participaron en las protestas.
Entre los cientos o incluso miles de detenidos, este miércoles se añade a la lista una empleada local de Naciones Unidas.
La mujer de 38 años, su marido y dos miembros más de la familia fueron llevados por las fuerzas de seguridad, informó el representante de la ONU en Birmania, Charles Petrie. "Fueron detenidos a las cuatro de la mañana", precisó.
Además, los birmanos continuaban señalando la desaparición de numerosos bonzos. "La gente está rabiosa, aunque sabe que no puede combatir contra los militares. Pero exige que vuelvan los monjes", confesaba un cuadragenario en Rangún.
La violenta represión de las manifestaciones dejó un balance oficial de 13 muertos, muchos más según los diplomáticos.
Los 27 países de la Unión Europea acordaron este miércoles endurecer las sanciones contra Birmania.
Mientras, el enviado especial de la ONU, Ibrahim Gambari, prepara un informe sobre su misión.
El diplomático nigeriano, que abandonó el país tras cuatro días el martes, todavía no se había expresado públicamente el miércoles por la tarde.
Tiene previsto informar al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, el miércoles, y al Consejo de Seguridad "probablemente el viernes", según la portavoz del Ban, Mich?le Montas.
En Birmania, Gambari tuvo contactos con el régimen y la oposición. El martes se entrevistó con el número uno de la junta, el generalísimo Than Shwe, en su remota capital, Naypyidaw.
También se reunió en dos oportunidades con la Premio Nobel de la Paz Aun Sang Suu Kyi, quien se encuentra bajo arresto domiciliario en Rangún desde el año 2003.
Leon de Riedmatten, ex mediador informal para Naciones Unidas en el país, dijo dudar mucho que la junta esté dispuesta a entablar un "verdadero diálogo".
Los generales birmanos "nunca negociaron nada, siempre impusieron su posición y su voluntad, y yo no creo que eso haya cambiado ahora", declaró de Riedmatten a la AFP.
Entre las cuestiones espinosas a las que podría responder Gambari está la de las presuntas divisiones en el seno del Estado Mayor birmano. Un oficial del ejército huyó a Tailandia, según informó este miércoles un responsable del país vecino.
La represión también avivó el temor a la desnutrición, advirtieron representantes de las organizaciones humanitarias y de la ONU.