Ofrece Macedonia casas abandonadas gratis para embajadas

Internacional
/ 2 marzo 2016

    <p align=justify>Las autoridades de la zona suroccidental macedonia de Prilep han ofrecido a las embajadas extranjeras en el país casas abandonadas gratis de las aldeas de los alrededores en un intento de dar nueva vida a esa zona, en la que ya no quedan jóvenes.</p>

    Mariovo, Macedonia.- El alcalde de Prilep, Marjan Risteski, ha anunciado que está listo el proyecto principal y que la iniciativa será lanzada este mes de septiembre.

    Se considera que el proyecto podrá volver la vida a esa zona pintoresca, de rico folclore e importantes puntos arqueológicos, pero abandonada.

    "Las casas campesinas se cederían gratis a las embajadas para crear aldeas de embajadores, y también tenemos previsto crear una reserva para la caza", dice Risteski.

    Macedonia, pequeño país del sureste de Europa, tiene una superficie de 25.000 kilómetros cuadrados y dos millones de habitantes, y la región de Mariovo representa un 5 por ciento de su territorio.

    Mariovo abarca 19 aldeas en las que sólo quedan ancianos, que en los fines de semana y en verano esperan las visitas de sus hijos y nietos. Y cuando están todos, el número de habitantes no pasa de unos 1.500.

    A Mariovo se llega desde Prilep, en un viaje de 30 kilómetros por carretera no asfaltada.

    Quien por primera vez se acerca a esta zona tiene la impresión de viajar al fin del mundo, por caminos polvorientos con viejas señales de tráfico, entre aldeas vacías y casas de piedra bellísimas pero en ruinas.

    Detrás de una colina, en un valle diminuto aparece la aldea de Staravina, con la iglesia ortodoxa de la "Santa Virgen", edificada en 1871, en el centro, junto al cementerio local, cubierto de hierba.

    El silencio total que reina en Staravina es desde hace años un verdadero imán para de los diplomáticos extranjeros en Macedonia.

    Algunos de ellos llegan aquí para la caza y otros para pasar un tiempo de buen descanso en las aisladas y desiertas colinas, en esta zona de días templados y noches frescas.

    La historia preferida que suelen contar los aficionados de la caza es la de la suerte que tuvo un ex embajador estadounidense que en sólo un fin de semana mató dos jabalíes.

    La población local asegura que las viejas casas de piedra, que demuestran la gran destreza de los antiguos constructores, dejan asombrados a los embajadores.

    "Cada embajador que llega tiene ganas de comprarse una casa vieja. Hasta ahora nadie lo ha hecho, pero todos se quedan por unos días y pernoctan en la vieja escuela, pagando tres euros por noche", cuentan a Efe los habitantes de Staravina.

    El cercano y alto monte Kajmakcalan aún esconde en sus arbustos y matorrales artefactos perdidos de la edad de piedra, pero también los cascos corroídos de los militares de la Primera Guerra Mundial.

    Los campesinos ofrecen en sus casas a los diplomáticos diferentes especialidades gastronómicas caseras, como ensaladas, pan, carne de pollo, queso, tapas y si quieren también "rakija", el popular aguardiente de uva.

    No obstante, para las embajadas el regalo del Estado macedonio es un trago demasiado grande, y no todos podrán adquirir la casa en Mariovo.

    "Lamentablemente, aceptar un regalo como ese no está de acuerdo con las leyes de Alemania", dijeron a Efe representantes de la embajada de este país, aunque saludan la iniciativa macedonia.

    Las casas de Mariovo no están reservadas sólo para las embajadas, y hace pocos meses una compañía finlandesa aceptó la oferta de las autoridades locales según la cual serán propietarios en los próximos 99 años de varias casas abandonadas, que deberán ser restauradas y convertidas en hoteles.

    La iniciativa de las autoridades de Prilep para las "aldeas de embajadores" influye en el mercado de inmuebles.

    Mientras que hace sólo un año los originarios de esa zona se olvidaban de las casas que les dejaban en herencia sus padres y abuelos, ahora pueden venderlas, aunque arruinadas, por más de 5.000 euros.


    Agencia de noticias internacional fundada en Burgos el 3 de enero de 1939. El entonces ministro del Interior, Ramón Serrano Suñer, impulsó la creación de la agencia, en la que participaron activamente: José Antonio Jiménez Arnau, Manuel Aznar Zubigaray y Vicente Gállego.

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