Luto e indignación en aniversario del terremoto en Perú
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Pisco fue la ciudad más castigada por el sismo que azotó el 15 de agosto de 2007 a la costa del centro-sur de Perú.
Pisco, Perú.- Miles de personas salieron hoy a las calles de la localidad peruana de Pisco en recuerdo de la tragedia provocada por el terremoto de hace un año y para protestar, en una marcha pacífica, por la lentitud del proceso de reconstrucción.
Aquel temblor, uno de los más cruentos de los últimos años, causó 595 muertos y más de 300 desaparecidos, además de dejar 75.000 casas destruidas o dañadas.
Pisco fue la ciudad más castigada por el sismo que azotó el 15 de agosto de 2007 a la costa del centro-sur de Perú.
Aunque los ánimos estaban soliviantados en los pasados días, la esperada jornada de movilizaciones, que atrajo a decenas de periodistas, se tradujo en una manifestación pacífica de unas 8.000 personas en la plaza de Armas pisqueña, según la policía, y en numerosos crespones negros en puertas y ventanas.
Los manifestantes desfilaron entre la plaza de Armas y el cementerio, coreando eslóganes contra el Gobierno central que preside Alan García y el alcalde local: "Alan escucha, el pueblo te repudia"; "Somos damnificados, no mendigos", "Reconstrucción sí, mentiras no".
Había adultos, ancianos y niños, y también alumnos de una escuela disfrazados de ladrillos y sacos de cemento para reclamar una más rápida reconstrucción de la provincia, que sufrió destrozos en un 85 por ciento, según las autoridades locales.
Aunque hubo un conato de corte de la estratégica carretera Panamericana en su entrada norte a Pisco, los manifestantes no lograron su objetivo y ni siquiera hizo falta la intervención de la policía antidisturbios, que apostó agentes y tanquetas en previsión de una acción de fuerza.
Muchos optaron por dirigirse al cementerio donde están enterrados sus seres queridos.
Allí, el sacerdote José Emilio Torres Mota, que el año pasado salvó la vida milagrosamente entre los escombros de la iglesia de San Clemente, ofició un responso por los muertos, y otros vecinos homenajearon a sus difuntos con canciones junto a sus tumbas.
El propio alcalde de Pisco, Juan Mendoza, uno de los más vilipendiados estos días, reconoció hoy que "hay un divorcio entre la población y la autoridad" atribuible a la enorme burocracia de los mandos medios, aunque clamó igualmente contra la demagogia de quienes azuzan las protestas.
Mendoza admitió ante CPN Radio que los desembolsos de las ayudas se han demorado demasiado, la construcción de hospitales aún no ha comenzado (solo se han adjudicado las licencias), todavía no se han abierto las nuevas escuelas y la refacción del alcantarillado está solo en un 40 por ciento.
Por todo esto, el Gobierno, su teórico aliado, merece solo un cuatro sobre diez, dijo Mendoza.
El Ejecutivo central, empezando por el mismo presidente García, ha repetido igualmente que la excesiva burocracia lo ha ralentizado todo y los vecinos de Pisco se quejan de que solo se ha apretado el acelerador de la reconstrucción en los últimos meses.
García asistirá hoy a una misa en la Catedral de Lima oficiada por el Cardenal Juan Luis Cipriani, pero la polémica de la reconstrucción de las áreas afectadas por el sismo está salpicando a su imagen, en caída libre: la última encuesta nacional le da más del 70 por ciento de rechazo.
La Presidencia ha recibido un nuevo aluvión de críticas por haber permitido que un conjunto de cumbia cantase en el Palacio el pasado martes y que varios ministros se animaran a bailar al son del popular "Grupo 5", en días en que el país no deja de recordar el luctuoso aniversario.