México y el nuevo activismo diplomático de la 4T
La política exterior mexicana ha estado caracterizada por un fuerte activismo que lleva a cuestionar si realmente se trata del regreso a los principios que la marcaron en el siglo XX
CDMX.- En los últimos tres años, la política exterior mexicana ha estado caracterizada por un fuerte activismo que lleva a cuestionar si realmente se trata del regreso a los principios que la marcaron en el siglo XX o simplemente responde a un proyecto personal del encargado de dirigirla.
Al iniciar el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, éste fue enfático en señalar que la mejor política exterior es la interior. Desde entonces, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ha tenido a su cargo una serie de encomiendas que no necesariamente habrían sido materia de diplomacia.
La SRE se ha vuelto la dependencia bombero: apaga cualquier fuego que se genera. El canciller Marcelo Ebrard lo mismo ha sido el encargado de comprar pipas para Pemex que el de atender la crisis migratoria: le entra al conflicto de familia por la muerte del cantante José José, trabaja para que se libere al exsecretario de la Defensa Salvador Cienfuegos, encabeza diálogos económicos y hasta salva ex presidentes latinoamericanos, entre otras cosas. En enero de 2020, México revivió la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), que busca sustituir a la Organización de los Estados Americanos (OEA).