El Grito une a mexicanos
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La negociación permitió el "grito de los libres"
MÉXICO, D.F.- La negociación resultó y los que habían organizado el "grito de los libres" tuvieron 15 minutos para llevar a cabo su ceremonia, para que doña Rosario Ibarra de Piedra hiciera su alocución en la plancha del Zócalo.
En el templete que la Presidencia de la República instaló al costado norte de la Plaza de la Constitución, la Banda Maguey se hacía escuchar a través de poderosas bocinas que colgaban de 10 grúas hidráulicas.
Ninguna posibilidad tenían de ser escuchados los de la Convención Nacional Democrática, que en el costado poniente de la plaza instalaron su templete y sus torres de sonido, con dos grúas hidráulicas, pero nunca comparadas con las del Gobierno Federal.
Frente a una batalla que parecía perdida, hubo que negociar y José Angel Avila, secretario de Gobierno del Distrito Federal, fue el encargado de hacerlo, con la oficina de la Presidencia.
De hecho, esa tarea no le permitió estar presente durante la ceremonia del Jefe de Gobierno, pero sí provocó que a las 21:45 horas la Banda Maguey guardara silencio y ese templete se apagara para que entonces se escuchara la voz de doña Rosario Ibarra.
La luchadora social pidió "vivas" para Hidalgo, para la Corregidora, Allende y Leona Vicario, pero incluyó a la "soberanía popular", a los presos y desaparecidos políticos, a los héroes que, dijo, a lo largo de la historia han luchado por cambiar las condiciones de miseria de este país.
Con la mayoría de los rostros volteando hacia ese templete, Ibarra de Piedra también pidió dos veces un "muera el Gobierno", pero con mucho ánimo solicitó un "viva" para "nuestra presidencia legítima".
Al menos aquellos que ocupaban el costado poniente de la Plaza de la Constitución la siguieron, con carteles que mostraban la fotografía de Andrés Manuel López Obrador.
Ellos escucharon atentos las palabras que pronunció después la actriz Jesusa Rodríguez, quien recordó la arenga de las protestas postelectorales: "¡Es un honor estar con Obrador!".
Y al mejor estilo de aquellos meses sometió al voto de los presentes una decisión. "¿Nos vamos o nos quedamos, compañeros? Levanten la mano los que quieran irse", pidió.
Todos aquellos que estaban frente a ese templete alzaron la mano, al igual que un pequeño grupo ubicado en el costado oriente, junto a las vallas del Estado Mayor Presidencial.
"Nos vamos, vamos a vaciarles la plaza; faltan diez minutos para las 10:00 y tenemos casi una hora para hacerlo", pedía.
Sí, muchos lo hicieron y los que salían por 20 de Noviembre alzaron la vista hacia el edificio del Antiguo Palacio del Ayuntamiento porque el Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, salió por unos momentos para saludar a los que se retiraban.
Al menos la mitad se quedó y otros más llegaron poco después para volver a llenar la plancha del Zócalo, para estar presentes a la hora de los fuegos pirotécnicos.