"El Monje" causa terror entre vecinos

ZIRANDARO , GRO.- Habitantes de La Mesa, comunidad donde el sábado 9 y el domingo 10 de agosto el militar retirado Pascual Monje Solís se enfrentó a balazos con cerca de 200 policías y soldados, vivieron los peores días de su vida en medio de un tiroteo que duró más de 24 horas.

La señora María de Jesús Herrera, quien desde hace 30 años vive en ese lugar de la sierra guerrerense, dice haber sentido pánico por las ráfagas de arma de fuego, algo inusual para ella y sus hijos.

"Desde el sábado muy temprano se escucharon los balazos, yo sólo corrí con mis hijos para ocultarme abajo de la cama", comentó a Excélsior doña María de Jesús, quien tardó más de una hora para acceder a platicar con reporteros.
Afuera de una vivienda con dos cuartos de madera y lámina de cartón, esta mujer de 60 años, madre de nueve hijos, cinco de ellos en Estados Unidos, recuerda que Pascual Monje Solís llegó a La Mesa hace aproximadamente un mes.

Reservado
Relató que el ex militar no platicaba mucho con los adultos y se ausentaba por varios días.

"Con la gente mayor platicaba muy poco; con los niños más grandecitos sí se juntaba y les compraba refrescos", comentó.

Así como María de Jesús, su esposo y los hijos de ambos, los cerca de 50 habitantes de La Mesa, municipio de Zirándaro, Guerrero, durante un fin de semana fueron testigos de cómo un solo hombre resistió el embate de las fuerzas federales y estatales.

Pascual Monje Solís, alias "El Monje", a quien pretendían detener por haber matado a un policía ministerial de Guerrero, fue cercado primero por agentes estatales, no quiso entregarse y mató a otro policía durante el tiroteo, soldados del 40 Batallón de Infantería entraron al operativo y con armas de alto poder destruyeron la casa de "El Monje"; sin embargo, el hampón logró huir.

Desconocen
Dicen los vecinos del fugitivo más famoso de la Tierra Caliente de Guerrero y Michoacán que no saben cómo llegó a esa comunidad y tampoco cómo un matrimonio de adultos mayores lo hospedó.

Los señores Agustina Gómez Villa y Gaudencio Jaramillo son quienes le prestaron una habitación a Pascual Monje y de los ancianos nada se sabe. "No sabemos qué pasó con ellos y tampoco si conocían a Pascual", dijo una joven mujer, quien vive con sus dos niños en una casa ubicada a menos de 100 metros del lugar donde ocurrió la balacera.

La misma mujer comenta que "El Monje" siempre andaba vestido de militar y armado con rifle y pistola, pero nunca se mostró agresivo.
La Mesa es una comunidad donde sólo hay 20 casas en pie, de las cuales sólo 15 están habitadas. La mayor parte de los jóvenes productivos se van a Estados Unidos y los adultos mayores van a Ciudad Altamirano para buscar trabajo.

Está enclavada en una zona serrana y pertenece al municipio de Zirándaro, a donde sólo se puede llegar con camionetas. En esta época del año, por las constantes lluvias, se hacen necesarios vehículos todo terreno.

En vehículo se llega sólo por un camino y a pie por una vereda que llega hasta Altamirano, pero de la que pocos saben, con lo cual, La Mesa se convierte en un búnker natural.

La Mesa es sin duda una comunidad olvidada, de las pocas donde a pesar de contar con electricidad, no hay ninguna forma de distracción, ni siquiera la televisión, "porque si no hay dinero para comer, menos para comprar cualquier aparato", comenta a Excélsior el señor José Gaytán, agricultor de 60 años.

De la cabecera municipal a La Mesa hay 30 kilómetros de distancia, de los cuales 25 son de camino sinuoso; es obligado el cruce de dos arroyos y el Río Grande; los postes de la Comisión Federal de Electricidad son la mejor guía para quien nunca ha estado ahí.

En la temporada de lluvias es muy común que el Río Grande crezca y nadie puede llegar a Zirándaro, menos a Ciudad Altamirano, a donde acuden por provisiones, cada quince días, sin bien les va, o cada mes, en el peor de los casos.

Amplían operativo
Las diversas corporaciones federales y estatales que rastrean a Pascual Monje Solís extendieron la búsqueda hasta algunos municipios de la región de la Costa Grande, como Petatlán y Zihuatanejo.

De acuerdo con el general Juan Heriberto Salinas Altés, titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Civil del Gobierno estatal, la persecución continúa con la participación de elementos de la Policía Federal, de la Policía Estatal, Ministerial y se han sumado elementos de policías municipales de Coyuca de Catalán y los 12 con que cuenta la de Zirándaro.

Sin precisar cuál es el número total de elementos que se encuentran en la región, el mando policiaco dijo que hay varios grupos en esta tarea y que se está haciendo todo el esfuerzo para obtener resultados. (Excélsior)