Omnia: Aditivos en la mira
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Los aditivos que se añaden a las bebidas y alimentos procesados, ya sea para darles color o potenciar su sabor, pueden aumentar el comportamiento hiperactivo en los infantes que los consumen. Así de claro, sin "medias tintas", lo señala el mayor estudio sobre el tema realizado hasta ahora.
En un estudio a gran escala, investigadores británicos comprobaron lo que muchos psiquiatras y padres de familia han sospechado durante años: que existe una relación entre la hiperactividad y el consumo de algunas bebidas, golosinas y alimentos procesados.
El estudio, subvencionado por la Agencia de Seguridad Alimentaria del Reino Unido (FSA, por sus siglas en inglés) y publicado en la revista médica The Lancet, concluye que los productos procesados que contienen esos aditivos incrementan en los niños la falta de concentración y los niveles de agresividad e hiperactividad.
La Agencia de Seguridad Alimentaria del Reino Unido ha aconsejado a los padres que eviten darles a sus niños alimentos que contengan colorantes y conservadores artificiales. Mientras que la
Agencia Europea de Seguridad Alimentaria ha manifestado estar de acuerdo con esta recomendación.
Cómo se hizo la prueba
Jim Stevenson, de la Universidad de Southampton, junto con un equipo de investigadores, examinaron los efectos de varios aditivos en 300 niños con edades entre cuatro y nueve años de edad,
La prueba consistió en ingerir, de forma aleatoria (al azar), alimentos y bebidas de consumo diario que contienen diferentes tipos y cantidades de aditivos (los cuales se detallan en la columna titulada "Estos son los villanos").
Los investigadores observaron que todos los aditivos afectaban el comportamiento de los infantes, cualquiera que fuese su edad.
Entre los efectos provocados por esas sustancias destacaron el comportamiento impulsivo y la dificultad para concentrarse en las tareas que se les asignaban, por ejemplo, comer o leer.
Un tema recurrente
El tema que vincula a los aditivos con la alteración de la conducta de los niños, no es nuevo; de hecho, ha sido materia de preocupación desde hace más de 30 años. En este sentido, el psiquiatra español Francisco Montañés, se refiere a los resultados del estudio británico al decir que es muy importante dejar en claro que se trata de una "posible vinculación" con la conducta infantil, pero no necesariamente se puede decir que es "la única causa".
Esto significa que esas sustancias pueden "aumentar el riesgo" de tener comportamientos hiperactivos, "pero en realidad existen más factores que habría que tomar en cuenta en relación a este trastorno", dice Montañés.
Según datos proporcionados por el psiquiatra, uno de cada 20 niños sufre de falta de concentración e hiperactividad. Pero lo que más llama la atención es que a partir de 1986 se duplicó el número de casos, lo cual por una parte se ha atribuido a que antes no se llevaba un registro de estos problemas; y por la otra, se ha asociado al incremento en el consumo infantil de refrescos, golosinas y fritos que contienen los aditivos estudiados.
El diagnóstico de hiperactividad en los niños es difícil de establecer antes de los cuatro años. La edad promedio para detectar el problema suele rondar los siete años.
Los niños con el "síndrome de falta de atención por hiperactividad" no se concentran en lo que hacen y por lo menos la mitad de ellos tiene conductas agresivas y desafiantes que los hacen difíciles de manejar. (El Mundo)
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TOME EN CUENTA
> El problema con los niños y los aditivos sintéticos es el bajo peso y volumen corporal de los infantes, en comparación con los adultos, lo que hace que las sustancias químicas ingeridas por ellos se concentren más fácilmente en sus órganos y tejidos.
* Algunos de los colorantes utilizados en la actualidad (como la tartracina o amarillo 5) es difícil que se eliminen de las células una vez que han sido absorbidos por ellas.
* Al contrario del benzoato de sodio, que se ha comportado como un efectivo conservador de alimentos y bebidas, razón por la cual resulta difícil prescindir de él, los colorantes utilizados en la industria alimentaria pueden eliminarse sin mucho problema. De hecho, se ha anunciado esta posibilidad.
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ESTOS SON LOS VILLANOS
Entre los aditivos señalados como inductores de conductas inusuales en los niños se incluye el benzoato de sodio, que se utiliza como conservador en alimentos y bebidas.
El benzoato de sodio es utilizado en refrescos como Pepsi Max, Fanta y Sprite.
Los otros aditivos señalados como preocupantes son los colorantes artificiales E110, E102, E122, E124, E129 y E104, que están presentes en refrescos, fritos y golosinas consumidos con frecuencia por los niños.
Por ejemplo, el E110 (un aditivo para el color anaranjado), se utiliza en los fritos de maíz marca Doritos; y el E122 (un colorante sintético), y el rojo allura (E129) en la Fanta.
Tanto el E129 (rojo allura) como el E122 (azorrubina) son colorantes que liberan histamina, razón por la cual pueden intensificar los síntomas de asma en personas sensibles. Y precisamente por liberar esa sustancia (histamina), han sido implicados en casos de hiperactividad en los niños, sobre todo cuando son utilizados junto con el benzoato de sodio.
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