2023: El ajedrez político de Miguel (recargado) (2)
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A lo largo de cuatro años, Miguel ha entendido el uso de la política como técnica metódica y disciplinada, y ha sabido elegir el momento oportuno o “el cuándo” para actuar a través de una combinación de fuerza y precisión.
Por ello, Riquelme ha tenido la capacidad para fusionar “el qué” con “los cómos” y “el cuándo”. Tal como lo imaginó en su primer día en Palacio Rosa. La pregunta, sin embargo, es: ¿le alcanzará esa mezcla virtuosa a Miguel para ganar la partida en el ajedrez electoral de 2023?
En su despliegue ajedrecístico electoral, Riquelme no dejará suelto cabo alguno. Miguel inició con la apertura de los cuatro caballos; mientras sus rivales miran incrédulos el tablero.
Primer movida: Apuntalar su candidato sin ambages o cuestionamientos. Posicionarlo en la Secretaría de Desarrollo Social con tres objetivos: Optimizar el empate entre programas sociales –de la Secretaría– con el padrón de militantes y simpatizantes del PRI; reafirmar la presencia territorial del candidato en los 38 municipios del estado y definir la rentabilidad electoral para 2023 con la mayor eficacia y eficiencia posibles.
Segunda movida: Mantener en estado de alerta –con pesadillas incluidas, sin mencionar taquicardias y gastritis– a los posibles sustitutos del candidato. Pues de otra manera, sin adrenalina aspiracionista, dormirían en sus laureles sin realizar el mejor trabajo para ganar en 2023: con mascarilla de posible reemplazo están los alcaldes José María Fraustro y Román Alberto Cepeda, el líder del Congreso local Eduardo Olmos y la senadora Verónica Martínez.
Tercera movida: Formar un gabinete de guerra para el 2023 con operadores electorales de corte priista, panista o morenista en su gabinete legal y ampliado. Ejemplo de ello lo son, la llegada de Francisco Saracho a la SEP por María del Carmen Ruiz Esparza –perfilada para reemplazar al fallecido Higinio Gónzalez en esa Secretaría–; el arribo del priista-morenista Claudio Bres a la Secretaría de Economía en lugar del empresario Jaime Guerra; la venida de Julio Long, panista y exalcalde de San Juan de Sabinas, al Icifed de la SEP; más el inminente nombramiento de Alfredo Paredes, panista y exalcalde de Monclova. Esta tercera movida cumple una doble función: Armar un gabinete de guerra electoral con operadores de distintas filiaciones políticas para unificar al PRI y al PAN en las cinco regiones del estado y forzar una alianza en 2023.
El acercamiento con la Unidad Democrática de Coahuila (UDC) sucederá en particular con Emilio de Hoyos, actual alcalde de Acuña. Riquelme aprovechará el milagro ocurrido a la UDC para integrarlos a su alianza como talismán de la buena suerte. Porque mantener su registro electoral con sólo el 0.5 por ciento (de un 3 por ciento del mínimo exigido) de la votación, es cosa de chamanes del árido y profundo desierto. Sí con ese talismán fuera posible integrar a Movimiento Ciudadano (MC) a la alianza; Miguel desactivaría la candidatura de Jericó Abramo Masso y la de Ricardo Mejía Berdeja por ese partido.
Cuarta movida: Aminorar los impactos de la eventual salida de Jericó Abramo Masso del PRI. ¿Cómo evitar que la muy probable salida de Jericó –un candidato altamente rentable bajo la divisa del PRI– divida al partido y reduzca sus posibilidades de ganar en 2023? Para evitar ello, Miguel necesita afianzar de manera sólida su candidato –entre priistas y simpatizantes– mientras debilita y divide, a la vez, la base electoral del partido que lanzara la candidatura de Abramo; en el caso de MC o Morena. Para Riquelme, este ejercicio no está escrito en chino mandarín, ya lo implementó de manera exitosa en varios procesos electorales en Coahuila.
Quinta movida: Impedir que la cúpula priista a nivel nacional, negocie el futuro electoral de Coahuila para salvar su pellejo.
Sexta movida: Mantener unidos, en torno a su liderazgo, a empresarios, comerciantes, burócratas, maestros, etcétera; la consigna, es una, cierta y sencilla: “MC o Morena son un peligro para Coahuila”.
Estas seis movidas de ajedrez le permitirán a Riquelme, dejar uno de sus cuatro caballos frente a la reina con dos torres vigilantes para inmovilizarla y dar jaque mate. ¿Será esta movida final el cierre virtuoso que incluyen un trabajo sólido –con visión de Estado en dos áreas neurálgicas–, un esfuerzo exitoso en economía y seguridad y una labor metódica para unificar al estado en torno al éxito de su gestión?
Al tiempo.