Aviones presidenciales
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Una vez que se difundió el proyecto de adquirir nuevos aviones para el uso del ocupante de Los Pinos, para lo cual se estaban presupuestando 750 millones de dólares, los armadores de aviones en todo el mundo comenzaron a enfilar sus baterías a tan generoso gobierno de país bananero que así desea gastar sus recursos. Y frente a la posibilidad de hacerse de un avión Boeing 787 - Dreamliner, el nuevo equipo de cabina ancha desarrollado por la armadora estadounidense, cuyo costo comercial no rebasa los 200 millones de dólares, surgieron una serie de explicaciones: que si de lo que se trata es de renovar la flota de aeronaves -que según el reporte de diciembre del 2011 es de 18 aparatos entre aeronaves y helicópteros- y que en realidad el excedente es para dotar a los nuevos equipos de toda una serie de elementos tecnológicos, etc.
Ya surgió por ahí la versión de que se estudia la posibilidad de adquirir mejor aeronaves Airbus 330 con facilidades especiales para el caso.
Lo cierto, sin embargo, es que quedó desnudada una de las clásicas jugadas presupuestales con que se despachan los funcionarios de turno. Y las explicaciones no pueden ser más peregrinas pues aluden al hecho de que México debe tener más presencia internacional y que ello demanda que nuestros primer mandatario se presente ante los ojos del mundo "como Dios manda" (o bueno, al menos como Dios sugiere).
No obstante, sería interesante dar un pequeño paseo por el mundo de los aviones presidenciales, sólo para tener una idea de qué tanto se requiere aparecer por el mundo con una aeronave que cause admiración o si es mejor darnos algún bañito de realidad para ajustarnos a los tiempos de austeridad que corren.
Fuera del emblemático Air Force One, con que se conoce a los gemelos Boeing 747-400 que usa el presidente de los Estados Unidos, cuyo costo con todo y lindezas tecnológicas, con la ampliación de sus tanques y otras amenidades no rebasa los 300 millones de dólares cada uno, poco se sabe del resto de los países. Incluso, tampoco es muy conocido el hecho de que el vicepresidente de los Estados Unidos viaja en Boeing 757, similar al que hoy tiene la presidencia mexicana.
Los países desarrollados responden a dos tendencias, la de quienes consideran que sus mandatarios deben tener aeronaves de largo alcance y gran confort y la de quienes creen, por el contario, que este es un lujo innecesario.
En el primer caso, Japón tiene dos Boeing 747-400, uno para el Primer Ministro y otro para el Emperador; ambos fueron adquiridos en 1990. España posee dos Airbus 310 y 5 Falcon 900. Francia suele utilizar un Airbus 330-200 para el presidente y otro del mismo modelo que fue comprado a Air Caraibes y remodelado con 185 millones de Euros que se usa en viajes oficiales. Posee también 7 Falcon de diversos modelos.
Alemania, el único país europeo que puede gastar más en estos tiempos, tiene 12 aeronaves para el servicio del gobierno. Los dos grandes y más importantes son Airbus 340 que pertenecieron a Lufthansa y fueron remodelados. Además, se cuenta con un Airbus 310 y dos 319. Rusia posee dos Ilyshin II-96-300 que equivalen a los grandes equipos ya mencionados.
De los europeos y asiáticos que se forman en la segunda tendencia, destacan casos como el de China, país que tiene 5 aeronaves Boeing 737 y varios regionales, pero que en algún momento tuvo un Boeing 767-300 el cual fue cedido a la aerolínea nacional Air China para que tuviera un uso más racional.
Bélgica tiene un Airbus 330 alquilado, Italia un Airbus Ejecutivo de 30 plazas, mientras que el Reino Unido transporta a sus gobernantes y miembros de la familia real en los regionales BAe 146 y 125, varios helicópteros (entre los que se encuentra el Sikorsky de la Reina) y por lo demás, suelen utilizar vuelos chárter de British Airways o de plano, línea comercial.
Suiza tiene 4 jets ejecutivos; Australia un Boeing 737 rentado y muchos otros países suelen mandar a sus mandatarios en las aerolíneas nacionales (como es el caso de Singapur Airlines).
En contraste con esto, muchos países de menor peso económico, suelen tener aeronaves más lujosas o al menos de cabina ancha y más alcance. Es el caso de naciones como Kazakhstan que tiene una aeronave Airbus 330. Marruecos, que posee un Boeing 747-400; Azeirbaijan, un Boeing 767 ; Turkemenistan con dos aeronaves B-767-300 o Tailandia que se da el lujo de poseer un Boeing 747-400, dos Boeing 777-300, un Airbus 340-600 y un 330-300.
Entre los países árabes es proverbial contar con aeronaves grandes. Entre los casos más conspicuos está Kuwait que tiene 14 aeronaves de doble pasillo, entre ellos un Boeing 747 y dos Airbuses 340-500. Brunei con un Boeing 747-400, un Boeing 767 y un Airbus 340-200. Barhrain, que apenas se aprecia en el mapa, posee un Boeing 747-400.
Arabia Saudita posee dos Boieng 747-400, igual que los Estados Unidos. Marruecos posee el menos uno y la India también tiene uno de estos para transportar al Primer Ministro. Egipto, por su lado, tiene un Airbus 340-200 y Jordania tiene un Airbus 340-600 que usa la familia real y un Airbus 318 para los funcionarios de gobierno..
En cuanto a los países de América Latina, a pesar de que muchos tienen mala fama de dispendio, lo cierto es que en el rubro de aviones presidenciales es una región austera (excepto, por lo que parece ser, México que entrará a las ligas de los de cabina ancha).
Así, por ejemplo, Argentina tiene cuatro Boeing 757, similares a los tres que hoy tiene la presidencia en México. Brasil posee un Airbus 319 de pasillo único que es el más importante y para viajes cortos suele utilizar dos Embraer 190 de fabricación nacional.
Chile tiene un Boeing 737-500, un Boeing 767 para vuelos de largo alcance y dos jets ejecutivos. Perú tiene un Boeing 737-500, mientras Colombia suele usar un Boeing ejecutivo y Venezuela un Airbus 319 similar al de Brasil.
Finalmente, Cuba tiene dos Ilyushin un poco antiguos y países como Ecuador, Bolivia y Uruguay usan aeronaves ejecutivas tipo Embraer Legacy o Sabreliner.
Esta panorámica mundial nos puede dar una idea de la importancia que los mandatarios dan a las aeronaves que los transportan: En general, en los países de democracias civiles prevalece la idea de que lo importante es que el mandatario viaje seguro, más que en un avión súper confortable y de muy largo alcance.
Una lección que nos puede ser de utilidad ahora que se discute el futuro de nuestra nación en un marco de transparencia y en el contexto de la crisis global. Interesante, ¿verdad?
Rosario Aviles
E-mail: raviles_2@prodigy.net.mx; twitter: @charoaviles. Periodista, investigadora y experta en el sector aeronáutico.