A quemar los Judas

Rica es la Semana Santa en significados. Uno de los más importantes es el de la Resurrección de Cristo, con la cual se simboliza la existencia de la vida eterna. Otra de las tradiciones desprendidas de la época Santa, es la Quema de Judas. Cada año, en varias partes de nuestro País se confecciona un monigote con paja y ramas el cual representa a Judas Iscariote.

Aunque esta fiesta es cada vez menos celebrada, a mí me tocó verla en un pueblo de la Sierra de Durango. En aquella ocasión se armó un gran alboroto cuando el Judas fue paseado por todo el ejido arriba de un burro. Los lugareños apalearon al mono, le aventaron piedras y lo llamaban traidor, villano y otras cosas que por cuestiones de moral y de buenas costumbres no puedo repetir en esta ocasión. Después de haber sufrido una gran tortura, el Judas de paja fue colgado de un árbol y, ante la algarabía de todos, fue quemado como un simbólico castigo por haber traicionado a Jesús.

Por desgracia, en nuestro país es cada vez más raro encontrar un lugar dónde se realice esta costumbre popular, a pesar de que en México abundan los judas.

Si me dieran la oportunidad de escoger dentro del mundo de la política a unos judas para quemarlos, sin dudarlo pensaría en los hermanos más temidos de México. No me refiero a los hermanos Almada, sino a Pío, Martín y Andrés Manuel López Obrador. Pocas personas son tan despreciadas como ellos. La desfachatez de haber ejercido el poder en beneficio de ellos mismos, los ha convertido en eternos candidatos para ser apaleados y maldecidos por el pueblo, tal como se hace cada año con el Judas.

Otro personaje de la política nacional que bien podría convertirse en un monigote de paja para ser quemado, es Manuel Bartlett, exgobernador de Puebla, y corrupto directivo de CFE. Acusado de haberse enriquecido gracias a triquiñuelas gracias a su pasado priista y, sobre todo, gracias a su presente dentro de la 4T. El hombre de la caída del sistema ha dado mucho de qué hablar debido al enriquecimiento de su hijo con ventas fraudulentas al gobierno de AMLO. Debido a esas y muchas cosas más, Bartlett es uno de los principales Judas de la administración actual.

Hay en nuestro País un Judas que merece ser enviado a la hoguera popular: José Ramón López Beltrán y sus casas de Houston con albercas gigantescas. Y no sólo merece ser Judas por vivir en la capital petrolera de Texas, sino por haber negociado con empresas que casualmente han celebrado grandes y jugosos contratos con Pemex y con obras como Dos Bocas.

La lista de judas mexicanos es interminable. En ella podemos incluir a Claudia Sheinbaum por haber engañado a millones de personas con su falso discurso de que no faltó mantenimiento en el metro de la Ciudad de México, por lo cual su gobierno no fue responsable de la caída de un tramo de la línea 12, y de la muerte de 27 personas.

Quizás sea tonto tratar de encender a los judas mexicanos, pues eso sería un crimen horrendo. Sin embargo, aquí entre nos los mexicanos tenemos en nuestro voto la posibilidad de quemar las mentiras de los políticos y la deshonestidad de los funcionarios públicos. Solo así podremos librarnos de los judas traidores que tanto daño han hecho al pueblo de México.

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