Agenda política (18)
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Habitamos el caos. No veo salida posible a este caos apocalíptico. De hecho, el escritor y maestro de escritores en la SOGEM en la Ciudad de México, don Armando Oviedo, con bien medidas palabras un día me reviró diciendo: “Usted es el profeta del Apocalipsis, poeta”. Todo, debido a los textos aquí pergeñados donde hago valer mi pesimismo en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Plano político, social, cultural, educativo, e incluso, en el ángulo de la diversión. La cual usted ya lo notó, es nula.
¿Me voy a quedar precisamente como aquel viejo personaje bíblico, Juan, predicando solo en el desierto donde no hay eco, interlocutores ni acústica alguna? No lo sé. Ni me importa. Tengo cierta una cosa: lo debo de hacer. Es mi trabajo. No voy a cambiar. ¿Soy pesimista y un agorero de la fatalidad al cual se le debe de huir por no ser un tipo positivo, edificante, aquel que construye buenas críticas y todas esas fruslerías que venden los magos de la superación personal, terapeutas trasnochados y vendedores de alegría?
Como dijo un día Jorge Ibargüengoitia: la crítica es destructiva por antonomasia y naturaleza, la crítica constructiva no construye nada. Nunca.
Entramos en materia en esta apretada agenda política: muchas ollas en la lumbre. A nivel local, estatal y nacional. Unas a fuego lento, otras a fuego rápido. Y de plano, otras ya calcinadas y podridas, fuego ardiente el cual hiere y no purifica, para decirlo de nuevo con la Biblia. ¿Por dónde empezar? Nunca lo sé. Todo merece especial y rápida atención. Un contraste brutal hace poco en la ciudad, nos puede dar idea de lo que se gesta diario y de los foco s de atención mediática, la repuesta de los ciudadanos y las maneras de ser (eso llamado cultura) y reaccionar ante dos fenómenos diferentes, aparentemente diferentes pero en el fondo, bajo un común denominador: la política, la sociedad y la cultura.
El pasado día martes 24 de agosto dos eventos fueron completamente diferentes y ofrecen material suficiente de análisis: por un lado, el caos y zafarrancho protagonizado por hordas de jóvenes los cuales se amotinaron en Ciudad Universitaria por la vacunación ofrecida por el Gobierno Federal del único hombre que aquí manda, Andrés Manuel López Obrador. La vacuna era para la población de jóvenes de 18 a 29 años. Ante la falta de vacunas, una gran parte de ellos, cientos, iniciaron un tumulto y zafarrancho.
Se les notaba la desesperación, la angustia de no llegar a tenerla en su brazo. Es decir, tenían miedo. ¿Es algo punible lo anterior, reclamar y exigir que estos no tengan miedo, por ser jóvenes sanos, llenos de vida, dinamismo, metas de largo aliento y toda una existencia por delante? Absolutamente no. Pero da la casualidad que el sábado, cuando los jóvenes tienen tiempo y un poco de dinero para gastar... los módulos de vacunación estuvieron solos. ¿El motivo? Lo más probable (pago doble la apuesta): andaban de parranda y usted lo sabe, no pueden vacunarse con alcohol en las venas.
ESQUINA BAJAN
Por lo anterior, el pasado martes 24, último día de la vacunación para estos chavos de la llamada “Generación de cristal” (son los arracimados entre los 18 y 30 años, los que nacieron quebradizos, frágiles, sin carácter, apocados, vidriosos. Son universitarios o ya trabajadores, los cuales son mustios, casi sin vida propia, sólo vida virtual; co-dependientes, ansiosos, todo les afecta. Son mental y emocionalmente muy frágiles e hipersensibles. Estos jóvenes se “rompen” al menor contacto con un viso o vientecillo de adversidad en su ventana), al ver con terror y miedo que ya no había vacunas para ellos, se amotinaron y una vez más reventaron la organización de la “4ª Transformación” de AMLO.
Punto uno: el otro lado de la moneda de evento, repercusión social y política, fue el reconocimiento otorgado al Alcalde de Saltillo, Manolo Jiménez, por parte del Patronato del Parque Las Maravillas. ¿Motivos? Hubo muchos y variados, entre ellos, el apoyo en días de tempestad (la maldita pandemia lo cual todo lo dobló pero no lo tiró) que el Acalde mantuvo a un espacio, un pulmón de la ciudad donde se desarrollan actividades y manifestaciones de carácter social, cultural y de cohesión familiar.
Punto dos: con trabajo en equipo, suma se voluntades y esfuerzos, el Alcalde Manolo Jiménez recibió un reconocimiento emotivo por parte del Patronato del Parque Las Maravillas que encabeza el ingeniero Juan Ramón Cárdenas. Ubicado entre los principales Alcaldes de México y siempre en el Top Ten, el “Cowboy urbano” vino a revolucionar la manera y la forma de hacer política. Manolo no finge estar con el pueblo y la gente, es uno de ellos. Así lo entendieron los ciudadanos y lo hicieron suyo. Usted lo sabe, su futuro político es ilimitado.
Punto tres: el día en que los jóvenes reventados se amotinaron en Ciudad Universitaria, llegó el mismísimo Reyes Flores Hurtado a poner orden y respeto. El “Jefe Reyes” se hizo presente y en un chico rato puso a todo mundo en su lugar. Político de verbo fresco y claro, sin aspavientos ni falsas poses, impuso condiciones y aquel tumulto y gritos, se convirtió en caravanas de apoyo y aplausos. No pocas veces el “Jefe Reyes” ha acusado públicamente de que llegan reventadores a algo tan delicado, como lo son los puestos de vacunación. Esperemos y para bien de todos no vuelva a ocurrir. El “Jefe Reyes” es sin duda, el precandidato más fuerte de Morena al gubernatura.
LETRAS MINÚSCULAS
Vamos en la variante “Lambda” del bacilo. En días, el alfabeto griego va a ser superado por el bicho mutante. En días.